Todos miramos alguna vez el cielo y nos llenamos de preguntas acerca de sus misterios visibles e invisibles.

Descubrir su origen, su composición y las posibles leyes que guían sus movimientos fue un desafío que siempre desveló al hombre, en todas las culturas y en todos los tiempos.

Los avances de la ciencia permitieron dar respuesta a algunos de estos interrogantes, superando las explicaciones mitológicas, otros, en cambio, aún están a la espera de conclusiones que permitan resolverlos.

Uno de los grandes temas sobre el que la ciencia sigue debatiendo, sin encontrar una conclusión compartida por la mayoría de los investigadores, es el origen del Universo.

Algunos pueblos de la antigüedad imaginaron este momento de algunas formas como, por ejemplo, cuando se ve en una pintura a la diosa egipcia del cielo, Nut, sosteniendo la bóveda arqueada del cielo.

A través de su cuerpo viajan el Sol y la Luna, produciendo el día y la noche. Está sostenida por Shu, el Dios del Aire. A sus pies, Geb, dios de la Tierra y esposo de Nut.

En otra pintura se puede ver al dios Maul extrayendo la tierra del océano para que los hombres tengan dónde vivir.

En la mitología polinesia es considerado también un paladín de los hombres contra los dioses y el que robó para ellos el fuego de manos de su guardián subterráneo.

La teoría científica más aceptada en la actualidad indica que el origen del Universo se dio como consecuencia de una gran explosión identificada como Big Bang.

Quienes investigaron esta hipótesis sostienen que un punto tan pequeño como la cabeza de un alfiler concentraba toda la materia y la energía del Universo que hoy conocemos.

Hace aproximadamente 20.000 millones de años, la “gran explosión” provocó la expansión de la materia en todas las direcciones, dando origen así a la formación de todos los astros y sus movimientos.

Acerca del futuro del Universo, los científicos debaten dos posturas. La primera es la del “Universo Abierto” que propone un Universo siempre en expansión, ilimitado y sin fin.

La segunda es la del “Universo Cerrado” que imagina un momento final para la expansión en el que el Universo se contraiga hasta convertirse nuevamente en el punto inicial antes del Big Bang.

El Universo está formado por una variedad muy grande de astros que los astrónomos, a lo largo de la historia, se interesaron por descubrir y clasificar.

Hoy podemos reconocer, gracias a los aportes de su trabajo a las Galaxias, que son conjuntos formados por millones de estrellas y otros astros que se mantienen cercanos unos a otros por la acción de la gravedad.

Se mueven a enormes velocidades y se encuentran muy distanciadas unas de otras. Visualmente presentan distintos aspectos y se ordenan en cuatro catgorías:

  • las galaxias elípticas,
  • las circulares,
  • las espirales
  • y las de formas imprecisas.

La galaxia a la que pertenece nuestro planeta se llama Vía Láctea, que, en latín. significa “camino de leche”.

Esto es así porque desde la Tierra, en algunos momentos del año, se puede visualizar una parte de ella. Ese conjunto de estrellas brillando en el cielo parece una “mancha de leche derramada”.

Estos son algunos datos que se pueden destacar de la Vía Láctea:

  • tiene forma de espiral,
  • gira a gran velocidad,
  • sus dimensiones son extensas porque se calcula que su diámetro mide unos 100.000 años luz.

Se cree que en su interior hay alrededor de 100.000 millones de estrellas y tiene dos galaxias satelitales que se visualizan como nubes y se llaman “Nubes de Magallanes”.

Las estrellas son los astros luminosos del Universo que se ven en mayor cantidad. Están formadas por gases como el hidrógeno y el helio, que por estar muy comprimidos producen luz y calor. A lo largo de toda su vida giran sobre sí mismas a grandes velocidades.

Las estrellas tienen un ciclo de vida en el cual nacen, crecen y mueren.

Este proceso de muy larga duración se caracteriza porque las estrellas, a medida que avanzan en su crecimiento, van cambiando de color y disminuyendo su temperatura.

Son blanco azuladas cuando nacen y muy calientes, luego se tornan amarillas como el sol, mas tarde anaranjadas, posteriormente, son rojas (“gigante roja”) y muy frías y, finalmente, reducen muchísimo su tamaño hasta perder totalmente su calor (“enanas blancas”).

El Sol es una estrella especial que conforma el Sistema Solar.

A su alrededor giran 9 planetas, 32 satélites, veintenas de cometas, miles de asteroides y millones de meteoritos.

Los científicos suponen que se formó hace 5.000 millones de años. En el centro del Sol la temperatura alcanza los 15.000.000 de grados centígrados, mientras que en la superficie es de 6.000 grados.

Las constelaciones son los dibujos imaginados por el hombre que forman en el cielo los distintos grupos de estrellas.

A lo largo de la historia, diferentes culturas llenaron el cielo con sus propias representaciones.

En la actualidad hay acuerdo sobre las mismas, dando lugar así a mapas estelares específicos para cada uno de los hemisferios, Norte y Sur.

Como la Tierra durante el año gira alrededor del Sol, a medida que transcurren los meses cambian las constelaciones que podemos ver por las noches.

Por último, los planetas son astros que giran alrededor de alguna estrella. No tienen luz propia, son opacos, pero reflejan su luz.

Su constitución es variable porque algunos son sólidos, otros gaseosos y otros presentan una combinación de ambas características.

Según la distancia a la que se encuentren de la estrella alrededor de la cual giran, dependerá su temperatura. Algunos tienen atmósfera y otros no.


Imagen de Free-Photos

Añadir Comentario