Los libros sagrados otorgan sentido a todo lo existente y son la base para la explicación del origen de la vida, la naturaleza, el hombre e incluso de los dioses. Son la sabiduría hecha palabra, porque nombran al mundo.

El Popol Vuh, libro sagrado de la cultura maya-quiché, es el monumento a la sabiduría. Este libro fue traducido por el fray Francisco Ximenez. En el presente escrito discutiremos ciertos aspectos de interés sobre las creencias Mayas reflejadas en Popol Vuh, relacionándolas con las creencias que perduran hoy en día e incluso con la ciencia

Diferencias entre La Biblia y el Popol Vuh?

¿Existían dioses capaces de cambiar el deseo de adoración por el de convivir como un ser humano? ¿Cuál proponen Los Mayas que es el origen de la Luna y el Sol?

En el Popol Vuh, los dioses crean al hombre con el fin de que éste les adore y venere, por el hecho de ser sus creadores y superiores a ellos, y aunque al crearlos cometieron fallas teniendo en cuenta que al principio los hicieron de madera, de igual forma lograron obtener lo que querían.

Otro aspecto diferencial es el hecho de que no existe algo como “El Diablo” o “Satanás”, si bien se ven distintos personajes que durante el desarrollo de la obra, llevan a cabo malas acciones, no llegan a ser un gran enemigo. También podemos destacar el hecho de que cuando los dioses enviaron el diluvio universal, lo hicieron con el propósito de destruir a todos los hombres imperfectos (hechos de madera).

En su contraparte, que viene a ser la Biblia, se habla de un solo creador. Este único Dios fue el que creó al hombre diciendo “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que tenga autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo, sobre los animales del campo, las fieras salvajes y los reptiles que se arrastran por el suelo (La Biblia, Génesis. 1.26), Aquí vemos que este único Dios le ha dado autoridad al hombre sobre todo ser viviente en la tierra, haciéndolo parecer un Dios ante las demás criaturas y estando solo él, sobre su creación. Este Dios, tiene su contrario, que recibe el nombre de “Satanás” o “Lucifer”, el cual era anteriormente un ángel pero sucumbió ante la maldad. Y si hablamos del diluvio, Dios mando un diluvio de 40 días y 40 noches pero permitió que la humanidad siguiera existiendo junto con los animales, en el arca de Noé.

El grupo de relatos que poseen la cualidad de un héroe, que en el caso del Popol Vuh podríamos decir que son, Hunahpú e Ixbalanqué, hacen notar el sentido de las narraciones míticas, logrando conectar al mundo histórico con lo mítico. Al analizar algunos de las narraciones que componen la historia de los héroes puede verificarse el carácter sagrado sin olvidarse de profundizar en su lado humano.

La tarea principal que les ha sido asignada es la de vencer a los terribles señores de Xibalbá, dioses del inframundo, los cuales derrotaron en el juego de la pelota a sus padres -Hunahpú y Vucub-Hunahpú.

Para cumplir con su objetivo, los jóvenes hermanos deben superar mediante la astucia, la malicia y la inteligencia, diferentes pruebas que les son puestas por los dioses del inframundo, como una especie de conjetura sagrada de las acciones que deben emprender los hombres para dominar el mal mediante el sentido común, oponiendo la inteligencia a la fuerza y la astucia a la trampa.

En la confrontación donde ellos deben vencer a los dioses del inframundo, no podían emplear su fuerza física, sino sus dones mágicos para descubrir los engaños, superar las pruebas y demostrar a los señores de Xibalbá, su poder mediante la astucia y la vivacidad; llegando inclusive a sacrificarse en la hoguera y morir juntos, permitiendo que los de Xibalbá molieran sus huesos, para luego volver a la vida; lográndolo en forma de dos viejos vestidos de harapos, que practican la magia, para convencer a los Xibalbá de sus grandes poderes, facilitando su destrucción.

De esta forma, los señores de Xibalbá son inducidos a experimentar en ellos mismos dicha acción, solicitando ser sacrificados para luego resucitar. Terminando derrotados y muertos para siempre por el prodigio de los jóvenes, consolidando la ventaja del bien sobre el mal.

Los hermanos Hunahpú y Ixbalanqué, aunque eran verdaderos dioses y tenían grandes poderes sobrenaturales, guardaban la humildad y el respeto por sus padres y abuelos, ya que mediante su ejemplo debían demostrar que tanto hombres como dioses no deben ser vanidosos ni soberbios. Ellos eran los encargados de combatir las fuerzas negativas y las malas acciones para mantener el equilibrio. El carácter humanizado de estos héroes los presenta como muy cercanos a su pueblo, de tal forma que las enseñanzas fueran propias del individuo, sin que por esto los dioses perdieran su gloria y divinidad.

Luego de derrotar a los dioses del inframundo, los héroes gemelos (Ixbalanqué y Hunahpú) subieron a los cielos, y se convirtieron en el Sol y la Luna. A través de sus acciones, los héroes gemelos prepararon el camino para la siembra del maíz, para que los seres humanos vivieran en la Tierra y para otra de las creaciones de los mayas. En el Popol Vuh, se dice que Ixbalanqué y Hunahpú, emergieron de Xibalbá, con la figura de lo que vendría a ser el sol y la luna y de esta forma ascendieron al cielo, dándole origen a los mismos. También se dice que cada día reviven su viaje al inframundo, así como su feliz retorno, siendo esto un ciclo infinito.

Desde mi punto de vista, el Popol Vuh es un libro con una gran sabiduría y una gran cultura a nivel americano, que merece ser transmitida de generación en generación, ya que divulga un profundo sentido religioso y que con esa simbología que tiene, causa un equilibrio y una gran armonía cósmica. Con este legado que dejaron Los Mayas, nos explican nuestros orígenes, nos ayudan a comprender su manera de pensar y a tomar en cuenta esos mitos y esas creencias americanas que con la transculturización ocurrida desde el tiempo de la colonización, hemos perdido.


Lacambalam, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons

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