CulturaPoesia. Nelson GabrielNelson Gabriel Osorio OrellanaReverdecer Déjate florecer desde la tierra, con la luz incandescente del sol cada mañana y la presencia del manto oscuro de la luna en las noches desveladas. Déjate florecer en primavera, con la dulce alegría de sus colores y la fiereza áspera de sus lluvias desbordadas. Déjate florecer en este mundo, con la cálida inocencia de los niños y la cruel brutalidad de las guerras estancadas. Déjate florecer en lo cotidiano, con la prisa desesperada del laburante y en las pausas sincopadas de los trenes de madrugada. Que nada jamás te lo impida, que nadie jamás te lo impida, que el amor de esta vida depende de tu luz de cada día, y la luz de esta vida depende de tu amor de cada día. Ruido Tengo un ruido en la mente que no se calla, que me desconcentra y me desvela. Tengo un ruido que me lleva siempre a donde quiere, lejos de mi ser, lejos de la luz, lejos de mis días. Tengo un ruido de silencio injusto, de habitación en penumbras, de llovizna en siestas de invierno. Tengo un ruido en la mente que me hace preguntas: De la vida, del amor, de la soledad, y otra vez del silencio... Tengo un ruido de vidas pasadas, anclado en el alma, desgarrando mis sueños. Pongo en letras lo que él clama y reclama, pongo en letras sus deseos, sus plegarias, sus anhelos. Pongo en letras su esencia para ver si así, de algún modo, desde alguna fractura del tiempo o desde algún remoto lugar, sumido en la oscuridad, encuentro la calma. Extractos Poéticos de Nelson Gabriel Imagen de Antonios NtoumasFacebookTwitter
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Déjate florecer desde la tierra,
con la luz incandescente del sol cada mañana
y la presencia del manto oscuro de la luna
en las noches desveladas.
Déjate florecer en primavera,
con la dulce alegría de sus colores
y la fiereza áspera de sus lluvias desbordadas.
Déjate florecer en este mundo,
con la cálida inocencia de los niños
y la cruel brutalidad de las guerras estancadas.
Déjate florecer en lo cotidiano,
con la prisa desesperada del laburante
y en las pausas sincopadas de los trenes de madrugada.
Que nada jamás te lo impida,
que nadie jamás te lo impida,
que el amor de esta vida
depende de tu luz de cada día,
y la luz de esta vida
depende de tu amor
de cada día.
Ruido
Tengo un ruido en la mente que no se calla,
que me desconcentra y me desvela.
Tengo un ruido que me lleva siempre
a donde quiere,
lejos de mi ser, lejos de la luz,
lejos de mis días.
Tengo un ruido de silencio injusto,
de habitación en penumbras,
de llovizna en siestas de invierno.
Tengo un ruido en la mente
que me hace preguntas:
De la vida, del amor, de la soledad,
y otra vez del silencio...
Tengo un ruido de vidas pasadas,
anclado en el alma,
desgarrando mis sueños.
Pongo en letras lo que él clama y reclama,
pongo en letras sus deseos,
sus plegarias, sus anhelos.
Pongo en letras su esencia
para ver si así, de algún modo,
desde alguna fractura del tiempo
o desde algún remoto lugar,
sumido en la oscuridad,
encuentro la calma.
Extractos Poéticos de Nelson Gabriel
Imagen de Antonios Ntoumas