Durante la baja edad media comenzó en Europa la crisis del sistema feudal. Esto propició el fortalecimiento de las monarquías y el nacimiento de estados centralizados que concentraron el poder en manos del rey.

Italia, donde prosperaron las ciudades y Estados, y el Sacro Imperio Romano Germánico, fueron las excepciones. Los cambios, a veces cruentos, fueron acompañados de la secularización progresiva del poder civil, que enfrentó a los monarcas europeos con la Iglesia.

Este fue el contexto para el inicio del Renacimiento y la época de las conquistas.

En cuanto a la Iglesia, la Realeza y los nuevos estados en la baja edad media europea se caracterizó por la decadencia del poder imperial y el ascenso de las monarquías.

La formación de los primeros estados nacionales sentó la bases de la futura organización política en Occidente. El ocaso Imperial fue provocado por la decadencia Germánica a partir del reinado de Federico II de 1210 a 1250, se diluyó la idea de construir un gran Imperio Universal Cristiano. Entonces se formaron los primeros Estados “Nacionales”.

La transformación de los poderes se dio durante la primera mitad del siglo XIII, el enfrentamiento entre el Sacro Imperio Romano Germánico y la Iglesia propició la decadencia del poder Imperial y la disolución de la unidad Religiosa Occidental.

El antiguo Orden Medieval se vio conmovido en sus cimientos. La transformación que experimentó la Monarquía fue determinante en la evolución histórica de Occidente.

Las nuevas monarquías se formaron en un largo y lento proceso. En Europa se diferenciaron Singularidades Nacionales y se formaron los primeros Estados centralizados.

La monarquía como institución se transformó y alejó a la vieja nobleza del poder, creó una nueva aristocracia de funcionarios, implantó un sistema fiscal para financiar el Estado y legitimó al monarca con una concepción teocrática gobernada “por la gracia de Dios”.

Francia doblegó a sus nobles tras una prolongada lucha. Inglaterra necesitó pactar con ellos, y así nació la monarquía constitucional, sometida al control parlamentario. Sin embargo, en el norte de Italia y el centro de Europa los reyes no lograron contrarrestar el poder de ciudades, principados y señoríos.

En una miniatura del siglo XV se puede ver el auge del comercio en las ciudades, que muestra vendedores de fruta y cereales. La burguesía impulsó el comercio, el desarrollo del derecho mercantil y nuevos mecanismos de crédito y préstamo.

A todo esto la Iglesia pierde poder a causa de la aparición de las nuevas monarquías que tuvo gran repercusión en la Iglesia.

A partir de 1300, entró en una fase de progresiva debilidad política y pérdida de control de los asuntos eclesiásticos de los nacientes Estados. Las monarquías aprovecharon el cambio en la concepción de su autoridad para desvincularse de los papas.

Surgieron Iglesias territoriales y nacionales, que lograron una cierta autonomía. Las excomuniones se impulsaban con el fin de imponer su poder, el papa Inocencio III de 1160 a 1216, utilizó a menudo el castigo de la excomunión. Entre otros, fueron excomulgados el rey de Inglaterra Juan sin Tierra y el emperador Germánico Otón IV. En muchas miniaturas se ve representada la Ira Papal que significa la excomunión.

La monarquía en Inglaterra durante dos siglos y medio vivió inmersa en una fuerte crisis. La creación del parlamento inglés y su control sobre el monarca supusieron un precedente muy importante en el desarrollo posterior de los estados.

Inglaterra se enfrento a Francia durante el reinado de Eduardo III y estalló la guerra de los Cien Años. Fue ese rey de Inglaterra quien atacó primero a la flota francesa.

La guerra contra Francia se desarrollo a comienzos del siglo XIII, la aristocracia, el alto clero y el pueblo de Inglaterra se mostraron abiertamente en contra de la política desarrollada por la dinastía de los Plantagenet.

Los hijos de Enrique II, Ricardo Corazón de León y Juan sin Tierra, que se rebelaron contra su padre, se involucraron luego en luchas por el poder. El primero heredó el trono en 1189 y reinó hasta su muerte en 1199. Juan sin Tierra gobernó luego de 1199 a 1216. Su mano férrea provocó la hostilidad de todos los sectores de la población.

El rey Juan se quedó sin tierras debido a que la política exterior de Inglaterra cambió radicalmente cuando un tribunal francés presidido por el rey galo, Felipe II Augusto, de quien Juan sin Tierra era feudatario por sus posesiones en el continente, condenó al monarca inglés a la pérdida de todos sus territorios en Francia. Juan sin Tierra, en defensa de sus feudos, organizó contra el país vecino una coalición con el emperador del Sacro Imperio, Otón IV, y los condes de Flandes y Boulogne. La alianza cayó derrotada en la batalla de Bouvines. Juan sin Tierra perdió casi todas sus posesiones en el continente.

Las rebeliones campesinas en 1381, en Inglaterra estalló una sublevación campesina en contra del aumento de los impuestos, que fue reprimida por el ejército.

Un punto de inflexión ocurrió en la batalla de Bouvines cuando esta tuvo notables consecuencias en la historia europea. En el Sacro Imperio provocó un cambio dinástico y el derrotado Otón IV fue sustituido por Federico II Hohenstaufen.

En Francia, el rey reafirmó su poder frente a la nobleza. En Inglaterra, las pérdidas territoriales reforzaron la tensión política y terminaron por establecerse controles sobre el gobierno real. Los barones ingleses se rebelaron y, apoyados por la naciente burguesía de las ciudades y el clero, obligaron al rey a firmar en 1215 la Magna Charta Libertatum conocida como la “Carta Magna”.


Imagen de D Bray

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