Los trastornos emocionales ocupan una franja con límites imprecisos que van desde lo que se considera como normal hasta lo patológico.

Como seres humanos somos portadores de conflictos, lo deseado y lo prohibido, aquello a lo que debemos renunciar o esperar para satisfacer.

Además, nuestra propia historia está poblada de pérdidas, duelos, frustraciones, secretos, traumas. Una historia que suele sernos “infiel”, porque a veces no sabemos si algo realmente fue de esa forma o así nos la contaron, como tampoco qué recordamos o qué olvidamos.

Por eso, en un momento de la vida surge un síntoma que molesta, inhibe, empobrece, cansa, que afecta al cuerpo, a los pensamientos o a nuestra vida de relación. Y entramos en el campo de la culpa, del remordimiento, de las preguntas acerca de uno mismo.

Otras perturbaciones, en cambio, muestran la falta de culpa y remordimiento. Se siente al prójimo como alguien a quien se lo puede robar, abusar, estafar, engañar, sin que la autoestima entre en conflicto.

Para curarse no alcanzará con eliminar el síntoma. Habrá que intentar cambios basados en el conocimiento, descubrir lo sabido pero oculto, organizar ciertos “caos” de sentimientos, creencias y mitos.

Así se podrá reconocer el pasado, las posibilidades presentes y el proyecto futuro.

Los trastornos de personalidad tienden a ser difíciles de tratar y quienes los sufren enfrentan dificultades, tanto para manejar el estrés como sus problemas cotidianos, generando, a menudo, relaciones interpersonales desapacibles con su entorno.

Los trastornos de personalidad son un conjunto de condiciones psiquiátricas caracterizadas por patrones de comportamiento crónicos que causan serios problemas en los lazos interpersonales y en el trabajo. Estos trastornos se manifiestan a través de perturbaciones en el campo de las emociones, los afectos, la motivación y las relaciones sociales.

Un individuo con trastorno de personalidad se diferencia de un paciente neurótico debido a que los síntomas de éste repercuten en su propio perjuicio y sufrimiento, mientras que los del primero lo hacen en los seres que lo rodean.

Existen numerosos tipos de trastornos de personalidad, con importantes diferencias entre ellos. La mayoría de los psiquiatras y psicólogos los divide en tres grupos.

Trastornos raros o excéntricos

Incluyen las personalidades esquizoides, esquizotípicas y paranoides.

Trastornos dramáticos

Son trastornos emocionales o erráticos como la personalidad antisocial, límite e histriónica. 

Trastornos ansiosos o temerosos

Estos incluyen las personalidades dependientes, por evitación y obsesivo-compulsivas.

En general, los tratamientos se basan en una mezcla de psicofármacos y psicoterapia. Entre los medicamentos suelen utilizarse antidepresivos, ansiolíticos y anti psicóticos, según el tipo de trastorno.

La psicoterapia está destinada en estos casos a mejorar el problema de base, la personalidad, intentando que el paciente cambie su forma de estar en el mundo, de relacionarse con los demás y con él mismo.

¿Cuándo se debe consultar con un médico?

Si tienes algún signo o síntoma de algún trastorno de la personalidad, consulta al médico o a otro profesional de atención primaria o especialista en salud mental.

Los trastornos de la personalidad, si no se tratan, pueden provocar problemas considerables en tu vida que posiblemente empeoren si no recibes tratamiento. Hay muchas clínicas especializadas en esta patología que pueden ayudarte.

¿Cuáles son las causas?

La personalidad es la combinación de pensamientos, emociones y conductas que nos hacen únicos.

Es el modo en el que ves, comprendes y te relacionas con el mundo exterior, así como el modo en el que te ves a ti mismo.

La personalidad se forma durante la infancia y en ella incide la interacción de los genes, siendo posible que determinados rasgos de la personalidad se transmitan de padres a hijos mediante los genes heredados. A veces, estos rasgos se llaman tu temperamento.

También influye el entorno, esto incluye los alrededores en los que creces, los eventos que tuvieron lugar y las relaciones con familiares y otras personas. Se piensa que los trastornos de la personalidad son provocados por una combinación de estas influencias genéticas y del entorno.

Es posible que los genes te hagan vulnerable a desarrollar un trastorno de la personalidad, y una situación de la vida puede desencadenar el desarrollo.

Si bien no se conoce la causa precisa de los trastornos de la personalidad, ciertos factores parecen aumentar el riesgo de desarrollar o desencadenar estos trastornos:

  • Tener antecedentes familiares de trastornos de personalidad u otras enfermedades mentales
  • Vida familiar abusiva, inestable o caótica durante la niñez
  • Diagnóstico de trastorno de la conducta en la niñez y variaciones en la química y en la estructura del cerebro

Esto trae complicaciones ya que los trastornos de la personalidad pueden alterar significativamente tanto la vida de la persona afectada como la de las personas que se preocupan por esta.

Los trastornos de la personalidad pueden provocar problemas con las relaciones, el trabajo o la escuela, y pueden derivar en el aislamiento social o el consumo abusivo de drogas o alcohol. Se debe consultar con un especialista.


Imagen de Gerd Altmann

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