Si bien lo más aconsejable para tener una buena salud es llevar a cabo un ejercicio físico de intensidad moderada o vigorosa, practicarlo en forma más ligera durante treinta minutos también es beneficioso, aún cuando se lo fraccione a lo largo de la jornada.

En las sociedades modernas el sedentarismo configura un estilo de vida muy habitual que se ha convertido en importantísimo factor de riesgo para una amplia gama de patologías. Al respecto, se estima que en los países más desarrollados sólo un tercio de la población lleva a cabo una actividad física suficiente, o sea acorde con las pautas aconsejadas para gozar de una buena salud.

¿Qué dice la OMS?

La Organización Mundial de la Salud ha venido sosteniendo que la inactividad corporal representa el mayor problema en vinculación con las enfermedades no transmisibles y por ese motivo estableció en 2002 el lema “¡Por tu salud, muévete!” para conmemorar el Día Mundial de la Salud.

Dado el éxito de la campaña, al año siguiente instituyó el 6 de abril como Día Mundial de la Actividad Física, que cada año se celebra bajo la consigna “Sin barreras a la actividad física”. Los niveles mínimos necesarios de actividad física recomendados por ese organismo internacional para mantener una buena salud son los siguientes:

  • Jóvenes (5 a 18 años): 60 minutos diarios de actividad física de intensidad moderada o vigorosa que sea apropiada para la fase de desarrollo e incluya actividades diversas.
  • Adultos (18 a 65 años): varias alternativas, como 30 minutos diarios de actividad física de intensidad moderada cinco días a la semana, 20 minutos diarios de actividad física vigorosa tres días a la semana, una combinación equivalente de actividad física de intensidad moderada y vigorosa, o realizar de 8 a 12 ejercicios de fortalecimiento muscular al menos dos días a la semana.
  • Adultos mayores (más de 65 años): las mismas recomendaciones anteriores, pero con actividades físicas de intensidad y tipo apropiados para esta edad, agregando ejercicios que ayuden a mantener la flexibilidad y el equilibrio.

¿Cómo realizarlo?

El trabajo físico puede efectuarse de dos maneras:

  • a) Mediante la práctica de deportes o concurriendo a gimnasios
  • b) Con modificaciones de la conducta diaria, sin aplicar tiempo extra

En este último caso podemos citar costumbres como ir caminando al trabajo, aprovechar la pausa laboral para hacer un paseo ligero o subir por las escaleras en lugar de utilizar el ascensor.

Si bien estas acciones no tienen el mismo efecto sobre la salud que un ejercicio más intenso, contribuyen a preservarla y lograr una superior forma física, además de mejorar el estado de ánimo, reducir el estrés y colaborar con el control del peso.

De no poder practicar media hora diaria de actividad física continuada, también es factible fraccionarla durante el transcurso del día, preferiblemente en intervalos de diez minutos. Esto se deduce de lo que sostienen muchos expertos: la actividad física es acumulable.

Y no hay que olvidar una ventaja adicional que representa romper con el círculo vicioso del sedentarismo: diversas investigaciones sostienen que cuando una persona comienza la práctica del ejercicio físico tiende a dejar de estar quieta y obtiene, comparativamente, mayor beneficio para su salud que el conseguido por un deportista que añade un poco más de actividad a su rutina.

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