Justo ahora que todas las personas del mundo están a pocas horas de recibir la Navidad, muchos intentamos olvidar que nadie pudo vivir tranquilo este año.

Fueron más las videollamadas a distancia que los abrazos en familia, y lo peor es que esto aun no acaba. Restan días para que, de una vez por todas, este año se lleve cada rastro de su interminable presencia y esperamos que sea el final de toda esta pesadilla.

Estábamos acostumbrarnos a festejar en familia estos días, pero lamentablemente nunca debemos acostumbrarnos a las cosas. Hoy, es solo un día no tan especial donde se pueden ver los espacios de aquellos que ya no están.

Benditas sean las mesas en las que sus sillas se ocupan, donde no existen videollamadas, donde no haya malos recuerdos, donde al menos podemos estar sin llorar.

Tenemos la garganta tan dolida de agradecer gruesamente, y lo hacemos porque no sabemos qué otra cosa hacer o a dónde ir. Hoy, es una ilusión de lo que nadie podrá hacer, quisiéramos tan solo no sentirnos solos, no estar en el lugar incorrecto, no sentir que podemos morir con tan solo salir.

Esta noche solo quiero sentarme cerca de la hoguera y sentirme en casa. Quiero observar el nacimiento y verlos a todos unidos, felices, como siempre, e imaginar que los míos también lo pueden estar. Levantar una copa por quienes este año decidió llevarse, por aquellos que entre tanta injusticia hoy son ajenos en otros países, por los que estando en su propio país no tienen trabajo, por los que nadie ayudó, por los pobres que sabiendo su situación se sienten más pobres que nunca, por los que están perdidos y por los que se encontraron.

Esta noche deseo recordar las cosas buenas de los años pasados y olvidar éste, aunque no pueda hacerlo. Llegar a casa y comer con la familia ese plato rico que esperé por tanto tiempo. Estar tranquilo cuidando a los míos y esperar las doce para olvidar otras cosas.

Para esta noche no quiero alarmas, ni camiones con anuncio estropeando la buena música de la que tendré que cuidar el volumen para no ver en la puerta a la policía.

Pido para que otras familias puedan al menos llevarse algo a la boca o brindar con ponche de frutas y no con antibacterial. Quiero que esta noche sea la conciliadora entre tanto caos y no pensar que la vida ya no nos quiere a todos con ella.

Pido más tolerancia y un poco de aceptación para quienes han sido despreciados, denigrados o sufrido xenofobia. Son tiempos perfectos para solo respirar y dar gracias por lo que no nos tocó a nosotros sufrir.

Sabemos que las puertas aun no las podemos abrir para abrazar a otros pero podemos brindar un gesto de responsabilidad y amor para que sepan que estamos cerca.

Esta noche espero que todos consigan ver ese lado lleno de dicha y bendición que por ahora nadie se permite ver. Colocar al niño en el nacimiento y vernos reflejados en esa familia que también pasó por cosas difíciles y aun así, siguió unida.

Esta Noche Buena no fue planeada, ni siquiera fue deseada de esta forma, pero es lo que nos tocó vivir y solo por eso, hay que agradecer. Hay navidades tan distintas unas de otras, y ésta definitivamente no pasará desapercibida, pero es nuestra. Hemos sido valientes en este transitar y llegar a este día, para mí, es un logro que simplemente bendigo a cada paso.

Ha sido un tiempo muy amargo por el que ahora merecemos brindar con ponche para quitarnos ese mal sabor. Reír un poco y pensar que pronto todo volverá a mejorar, alzar las manos y presionar el botón para que podamos llenar la mesa de nuevo. Ser más conscientes y humanos para ponernos en los zapatos de otros que para cenar, necesitan tubos. Pedir un deseo, esperar un milagro, ser más positivos. Quiero eso y más para quienes hoy se encuentran vivos.

No queremos ya saber de pruebas, queremos solo sentirnos libres. No buscamos ver las desdichas, solo vivir la Navidad. Necesitamos probar un nuevo aire, una mejor manera de vivir y ver a los más pequeños ser simplemente niños. Cocinar en familia y regalar un detalle, intentando no olvidar para saber comprender.

Hoy solo pido que cada rincón del mundo cuente con electricidad, la suficiente para cargar cada celular que nos permita vernos, saludarnos, reír en compañía. Pido por lo que estarán solos y por los que entre tanto trabajo dirán feliz Navidad entre extraños, con personas que tendrán que cuidar para poder salvar. Benditos sean aquellos quienes saben que su Navidad la verán a distancia.

Sabemos que esta fue la Navidad que nadie esperaba, pero no por ese motivo dejaremos pasarla sin al menos levantar la cara y dar gracias. Que se sirvan la copas de la abstinencia, de soplen las velas de noches en vela, preparémonos para comer el pan que a duras penas conseguimos y mantengámonos en familia hasta que todo pase. Acomodémonos para disfrutar de una noche a la que pensábamos que no llegaríamos. Festejemos lo bueno, lo que tanto nos ha costado. Apaguemos las computadoras y los celulares por un momento para dedicarle tiempo a las personas que valen la pena.

Vistámonos de alegría y repartamos un poco de amor con aquellos que no saben cómo sentirse, brindemos con gusto, bailemos un poco mientras cae la noche. Todo esto ha sido una completa locura y una situación difícil de digerir, pero no tenemos de otra. No podemos quedarnos a solo ver pasar los días, a no intentar superar cosas o solo estar y hacer algo. Esta noche, aunque pensemos que es una más, es Navidad y debemos continuar.

Espero que cada persona en el mundo vea esta noche como una distinta a la anterior. Espero que no se cansen de agradecer y que se permitan perdonar para no estar tan solos, que yo haré lo mismo y brindaré por ustedes. Feliz Noche Buena mi gente, festejen, rían, celebren, que yo me despido para encender el celular y desearles una grandiosa noche a mis seres queridos, que aunque no estén conmigo, siempre los siento cerca.

¡Feliz Navidad!

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