¡De primero de ciencias políticas! Promete algo a bombo y platillo, cuanto más demagógico mejor, que cotiza al alza, y luego, cuando haya que cumplirlo, sin problema, inundas los trámites de burocracia, burocracia y más burocracia y así nunca lo tienes que cumplir, tan fácil como hacer la 0 con un canuto.

Ahí le tenemos que reconocer al Gobierno su pericia, su tremenda capacidad para prometer, prometer, y luego nada, nada de nada, porque lo importante no es que se cumplan las promesas de hecho, sino que se escuchen previamente de derecho, con eso es suficiente, y ya se encargarán los “correveidiles” mediáticos de hacer el resto.

Podríamos hacer un repaso de todas las promesas que se lanzaron a los cuatro vientos y que luego se han topado de lleno con la trampa de la burocracia para espero y desespero de todos los ciudadanos, pero tú tienes que volver a tus quehaceres y yo no te quiero aburrir, así que vamos a ver los más importantes.

Los ERTES, los famosos ERTES, esa herramienta que, en justicia, sí ha ayudado a muchas familias, pero que ha estado lejos de cumplir las expectativas, dejando a muchos trabajadores atrás y a muchas empresas con un ataque de ansiedad permanente.

Prometieron ERTES para todos, ¡genial!, ¡qué gran idea!, por cierto, que por mucho que te hayan querido vender, ni siquiera fue creación suya, sino que lo heredaron del Gobierno anterior, pero ya sabes…

En cualquier caso, prometieron los ERTES, te decía, ¡albricias!, ahora bien, las empresas eran las encargadas de gestionarlo. Bien, se lo llevaban a sus gestores y éstos lo presentaban en el SEPE. Parece sencillo, ¿verdad? Ahora empieza a multiplicar. Tantas empresas en España, con tantos trabajadores en ERTE, hace un total de “tropecientos” mil expedientes que tramitar, ahí lo tienes.

No me digas que no es fácil, ya está, un expediente extraviado, otro incompleto, éste no es correcto, éste otro no ha lugar, y así nos ahorramos unas perrillas. Prometemos no dejar a nadie atrás, pero luego vamos dejando migajas por el camino.

¿Qué podían haber hecho? Muy sencillo, ¿qué te parece si hubieran regado a las empresas españolas de todo el dinero que finalmente se han dejado en ERTES a cambio de que mantuvieran a sus empleados? Ya está, se acabó la burocracia.

Las empresas tienen liquidez, la gente tiene empleo, y todos tan contentos. ¿Y si hay fraude? Sin problema, ya se inspeccionará después, ahora lo importante es sacar el país adelante, no andar enredando con la trampa de la burocracia.

Pero espera, que aún hay más, te voy a hablar de la otra pata de la mesa, del Cese de Actividad de los Autónomos, de esto has oído hablar menos, seguro, a no ser que seas autónomo, claro, pero vendría a ser como un ERTE, pero para autónomos, es decir, que éstos cobraban una pequeña cantidad mientras estuvieran cerrados.

En primer lugar, más de lo mismo, los autónomos lo tenían que solicitar, a través de sus gestores que lo tramitaban con las mutuas, ¿qué tenemos de nuevo? Ponte a multiplicar, cientos de miles de expedientes.

Además, luego llegó la desescalada y posterior escalada, todos subidos a la nueva ola, ¡qué vértigo! ¡Y ahora nos viene la tercera!, y en esa ola se les ocurrió “mantener” el Cese de Actividad, pero con restricciones, ¿qué significa eso? ¡Exacto! Veo que estás atento, más burocracia.

Ahora resulta que el autónomo, que anda mohíno porque su negocio se va al garete, tiene que demostrar que su facturación es inferior al 25% del mismo periodo del año anterior, tócate las narices, a poco que alguien haya tenido un familiar autónomo sabe que un 25% se consigue con abrir la persiana, conclusión, la burocracia vuelve a triunfar y solo unos pocos logran cobrar.

Ahí está de nuevo, una promesa de derecho que acaba por no cumplirse de hecho, misión cumplida, y unas cuantas perrillas en el zurrón para poder aplicarlas a las corruptelas varias que sean menester en el momento adecuado.

¿Qué podían haber hecho? ¿Qué te parece ayudas directas a los autónomos? Ya lo han hecho, dirás, ¿no ves?, has caído en su trampa, lo único que han hecho hasta ahora es permitir un endeudamiento barato, un endeudamiento que alguien tendrá que pagar, ya veremos quién.

Y así podríamos seguir, y seguir, y seguir, con tantas promesas como nos han hecho y que no van a cumplir jamás, o al menos no del todo, porque lo importante es prometer y prometer, para luego taparlo todo con la trampa de la burocracia.

Bienvenido al mundo real, amigo.


Imagen de Felix Lichtenfeld

Añadir Comentario