¡No te lo creas cuando te lo cuenten! Es una falacia basada en una retórica vacía fundamentada en la precariedad de los primeros años de la revolución industrial y que, por desgracia, hemos traído hasta nuestros días porque ningún político tiene la pedagogía suficiente como para saber explicar lo contrario.

Pero no hablemos por hablar, dejemos eso para otros. Basta con echar un vistazo a la tasa de paro, ¿a qué no sabes qué dos países de la Unión Europea tienen habitualmente el desempleo más elevado? Vale, sí, era una pregunta sencilla, ¡correcto!, España y Grecia.

¿Y a qué te puedes imaginar en qué países el despido es más caro? ¡Bingo! En España y en Grecia, ¡qué sí, qué vale! Te acepto que puede haber otras coyunturas y que el análisis previo es algo pueril, pero sí que te marca la tendencia, y sobre tendencias debe de hablar la economía.

Y en términos económicos deberíamos de plantearnos esta discusión, ¿es mejor un despido caro o un despido barato, hasta gratis? Yo, opto por lo segundo, clarísimamente.

Veamos las consecuencias negativas de un despido como el actual:

1. Dualidad

Seguro que has oído hablar de este término en multitud de debates, esa anomalía laboral que existe en España donde el número de empleos temporales es artificialmente elevado, ¿y cuál es la razón para esa temporalidad?

¿Te hago un croquis o ya te lo imaginas? ¡Exacto! ¡El despido tan elevado! Imagínate que eres un empresario y tienes que contratar a alguien. ¿Te arriesgarías a realizar un contrato indefinido, sabiendo que posteriormente el despido te podría suponer un importante coste? ¿U optarías por un contrato temporal, sabiendo que si la coyuntura cambia o el trabajador no es el adecuado podrás despedirlo de una manera más económica?

No nos hagamos trampas al solitario. Todos optaríamos por la segunda opción, y eso es precisamente lo que hacen los empresarios.

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2. Despidos injustos

Ante la dicotomía de tener que despedir a un trabajador de su empresa, ¿a quién crees que elegiría un empresario? ¿Al más ineficiente o al más barato de despedir? ¡Qué sí!, si el ineficiente está causando daños a la estructura productiva optará por éste, pero en términos generales, siempre se acaba por despedir a aquel trabajador cuyo despido es más económico, y el que te diga lo contrario, ¡MIENTE!

3. Retraso en la contratación

Las nuevas contrataciones en el tejido empresarial español siempre se realizan con retraso, es decir, no se realizan cuando se entiende que surge la necesidad de nueva mano de obra, sino cuando ya es totalmente indispensable para poder seguir con la producción de productos o servicios, eso explica la lenta recuperación del empleo en las recuperaciones económicas.

¿Por qué? ¡Eso es! Volvamos a imaginar, que sigue siendo gratis, imagínate que vuelves a ser empresario, pero ahora otro diferente, y que empiezas una nueva línea de producción que parece prometedora. Inviertes tu dinero en ella y comienzas a trabajar. Sabes que necesitas más trabajadores, pero, ¿los contratarías o esperarías a comprobar que la rentabilidad es estable y sostenida? Contéstate tú mismo.

Puestos a suponer, supongamos que la nueva línea de negocio no funciona y toca cerrar ese camino. Toda tu inversión cae en saco roto, y a ello tendrías que añadir el elevado coste del despido de los trabajadores que hubieras contratado, ¿por tanto? ¡Justo!

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4. Precariedad

¿Te has dado cuenta de la gran cantidad de subcontratas que hay en nuestro país? Outsourcing lo llaman los que saben de esto, ¿y por qué aparecen? ¡Exactamente! Para que el empresario se ahorre los posibles costes de un despido. Si la empresa va mal, simplemente se rescinde el contrato con la empresa subcontratada y resuelto.

¿Cuál es el problema de estas subcontratas? La precariedad, ya que son empresas que inciden en la contratación temporal y en los empleos de baja cualificación.

¿Y cuál es la alternativa?

El error del actual sistema laboral español es que se basa en la falacia de que un despido elevado protege al trabajador, y no es así, lo único que hace es entorpecer al empresario.

Un trabajador contratado no necesita ser protegido, ¡ya tiene un trabajo! La protección tiene que aparecer cuando ese puesto de trabajo desaparece, y ahí es donde tienen que hacer hincapié los gobiernos, en ser capaces de dotar económicamente a ese trabajador hasta que se reincorpore a otro puesto a la vez que le ayuda con formación continua.

En estos momentos sufrimos el despropósito de trabajadores con puestos de trabajo superprotegidos y trabajadores sin empleo a la intemperie, ¿tú lo entiendes? Yo no.

Y lo que menos entiendo es que la izquierda y los sindicatos, que se vanaglorian de luchar por los derechos de las personas, sigan encabezonados en defender lo indefendible por su incapacidad para aceptar su error estructural y hacer comprender a su gente la realidad en la que vivimos, pero, claro, para ello hace falta haberla vivido en primera persona y mucho me temo que la casta política española (¡toda sin excepción!) carece de la experiencia vital necesaria para hacer estas reflexiones.

¡Hala, ahí te queda! Seguro que si eres un votante de izquierdas te estarás llevando las manos a la cabeza ante tanta sarta de sandeces que te he soltado (eso si has sido capaz de leer todo el artículo, claro) y si eres un votante de derechas estarás asintiendo con la cabeza (siempre y cuando no afecte a tu puesto de trabajo, claro), en cualquier caso la polémica está ahí y ya va siendo hora de que se haga algo al respecto.

Si no, mucho me temo que nuestra lacra laboral seguirá haciéndonos daño durante otros 40 años.

En definitiva, ¡EL DESPIDO GRATIS ES DE IZQUIERDAS!


Imagen de Birgit Böllinger

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