Sí, ya sé que estás hasta el gorro del término allegado y de toda la polémica que se ha generado entorno a él, yo también, no te lo voy a negar, pero es que no podía evitar escribir sobre ello, era demasiado tentador, “rite” tú de los caramelos esos de droga que decían que daban a la puerta de los colegios.

Porque, ¿qué es un allegado? ¿Cuál es el límite del “allegamiento”? ¿Se refería el gobierno a la acepción de algunos países de Latinoamérica, en los que un allegado es un gorrón de manual, ya sabes, el típico amigo que te pide quedarse una noche en tu casa y acaba figurando en la escritura de propiedad al cabo de los años por hecho fehaciente?

¿Quién sabe? Lo único claro es que nuestros queridos dirigentes han vuelto a hacer “un Mariano Rajoy”, un ponerse de costado a esperar que la situación pase de largo y ya nadie se acuerde de lo que sucedió, eso sí, sin que ellos hayan tomado ninguna decisión que pudiera ser reprochada en el futuro.

Ese es el nivel, ya ves, por mucho que rasquemos no podemos esperar más, aunque sí podemos intentar divagar sobre las verdaderas intencionalidades de la propuesta, que alguna habrá, digo yo, y si no, pues ya perdemos nosotros el tiempo con ellas y así sobrevivimos al frío que se nos ha venido encima.

Así, a bote pronto, es evidente que el Gobierno ha querido lavarse las manos, ¿quién se atreve a robar la Navidad a su pueblo?

Intentaron llamar a El Grinch, pero estaba ocupado en otras latitudes, por lo que se ve este año tiene la agenda completa, así que no les quedó otra que dejar hacer, ¿laissez faire en un gobierno socialista? Lo que nos quedaba por ver.

De esta manera, nadie podrá echarles en cara que fueran ellos los responsables de que no pudiéramos visitar a nuestros seres queridos, bueno, y a nuestros cuñados también, ¿y si se desencadena una tercera ola? No importa, ya tenemos respuesta para ella.

¡Todo fue culpa tuya! Y mía, de todos, en definitiva, toda la tercera ola será responsabilidad de nuestra irresponsabilidad, irresponsables, que no supimos manejar la responsabilidad delegada con la que hemos sido premiados por el Gobierno irresponsable, que, eso sí, no hace más que llamar a la responsabilidad, pero de los demás.

De esa manera tienen el cinismo de solicitar a la población que no viaje en Navidad, por favor, que hay que luchar contra la pandemia, para luego permitir que viajen, pero solo si van a visitar a un familiar o allegado, que según dicen, sería toda persona con la que nos una cierta vinculación afectiva.

Yo tengo genes mesetarios, así que mi vinculación afectiva apenas se aleja unos milímetros de mis propias narices, pero conozco gente de otros lugares con miles de ramificaciones afectivas por todos los rincones de España, lo cual nos lleva a una injusticia absoluta, ellos tienen más allegados que yo, así que podrán viajar más.

¡Ah, no, perdona! Que el caso es que no deberíamos de viajar, si es que somos responsables. En ese caso, la injusticia cambia de sentido, como no tengo allegados no viajaré igualmente, así que soy mucho más responsable que ellos, o que tú, ¡qué lo sepas!

En definitiva, una improvisación más en aras de un marketing político mal entendido que nos llevará de nuevo al desastre, tanto sanitario como económico, porque es evidente que si no hay una restricción clara los ciudadanos acabaremos viajando durante las Navidades para visitar a nuestras familias, y no porque seamos unos irresponsables.

Ante la perspectiva de haber pasado 8 meses en confinamientos discontinuos y de mayor o menor envergadura, si existe la posibilidad, como existirá, todos querremos reunirnos con nuestros seres queridos, familiares o no, y, sí, también con los cuñados.

Ello provocará que en enero volvamos a sufrir las consecuencias y las cifras se disparen de nuevo, cifras que no pueden ser observadas de una manera contable, porque cada número que analizamos es una vida humana, una vida humana que se nos va entre la yema de los dedos por culpa de una gestión inoperante.

Añadir Comentario