'... la aritmética catalana es que no obedece tanto a la dicotomía izquierda-derecha como a la división independentismo-unionismo'.

En Cataluña hay un debate, desde hace años, que nadie quiere ver, ni siquiera muchos catalanes. Es el debate que intenta superar la vieja dicotomía izquierda-derecha para pensar en términos Estado-Pueblo, País-Nación, Centralismo-'federalismo', Democracia-Autoritarismo, pero no desde un pensamiento binario y tramposo sino desde la libertad, donde el derecho de autodeterminación de los pueblos (y las personas) es el derecho fundamental que sirve de base y en donde existen los medios para ejercitarlo.

Es un debate que no interesa al sistema. Un debate que, ahora mismo, se está desarrollando de otras formas y a la fuerza en muchos otros lugares del planeta. Un debate para dejar atrás al siglo XX e intentar 'entrar' en el siglo XXI. Pero no interesa, especialmente, a la izquierda, porque no se basa en una supuesta 'lucha de clases' sino en, según ellos, un 'nacionalismo burgués' cuando, en realidad, lo que temen es perder el control sobre la 'unidad del discurso', de la misma forma que la derecha teme perder el control sobre la 'unidad de España'.

De ahí que los ataques de la izquierda al movimiento independentista en Cataluña sean tan furibundos como los de la derecha. Y de ahí también, el 'boicot' de la propia izquierda independentista al movimiento independentista en Cataluña.

En Cataluña, desde hace años, todo lo que sucede es ficción. Los debates políticos, la politíca y los partidos. En realidad, lo que vemos es el sistema defendiéndose de un movimiento que lo pone en cuestión.

El partido Ciudadanos que ganó en las anteriores elecciones en Cataluña casi ha desaparecido en menos de 4 años.

Vox que no existía, hoy es la cuarta fuerza, en un parlamento donde nunca antes estuvo representada esa ideología. Los votantes de Vox no son solo 'esos votantes que antaño votaban al PP o a C’s'. Recordemos que la actual victoria del PSC se la han dado los mismos votantes que hace menos de 4 años votaron a un partido de derechas como Ciudadanos.

En Comú-Podem que debería ser, por número de escaños y votos, un partido 'presencial', gobierna el ayuntamiento de Barcelona y tiene una capacidad de decisión política insólita.

El sistema mueve en bloque a los votantes para que, independientemente de la ideología que crean tener, sirvan de contención al movimiento independentista y al debate que plantea.

Porque, al final, lo que el sistema intenta frenar no es ninguna ideología, todas ellas asimiladas (incluso la independentista), sino el debate. Aunque a veces parece que lo olvidemos, el movimiento independetista no fue y es reprimido por querer la independencia sino por querer votar cuando no se podía, es decir, simplemente por tomar la palabra.

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