Es bien sabido que las personas que escribimos, vivimos frecuentemente con varios problemas a la hora de hacerlo. Ya sea el desenlace del texto en el que hemos estado trabajando, concentrar en un artículo toda la información clara que necesitaremos, encontrar esas frases que nos gusta dejar como mensajes en algunas redes o crear las fantásticas historias que se pasean en nuestros poemas, cuentos o novelas.

Para los que nos encanta estar escribiendo de forma virtual o en papel, las técnicas o trucos para conseguir terminar con éxito nuestros escritos, son las mismas. Seguramente muchos escritores, creadores de contenidos y cualquier persona amante de las letras manejan muchas de estas técnicas que, personalmente, me han funcionado de maravilla.

Desarrollaré para ustedes, algunas de las técnicas con las que consigo desarrollar un buen escrito sin que les llegue a faltar alguna idea y que nos permita apreciar de una buena y productiva lectura.

Son herramientas que cualquier persona con algún proyecto literario en marcha o con intención de aventurarse en uno, debería de leer y utilizarlos para conseguir desarrollar sus contenidos. En la lista de estas herramientas empezaremos con las más conocidas hasta llegar a las que no son muy frecuentes en algunas personas, pero que de igual manera son importantes para escribir.

1.- Encontrar un lugar de confort

Es curioso pensar que para lograr escribir debemos poseer un lugar para ello. El estar en espacios silenciosos, pocos concurridos y sin mucho ruido, estimula la concentración que no podemos encontrar en otros lugares. Es por ello que, debemos de tener un sitio que nos permita poder escucharnos. Tener un lugar para la escritura nos ayuda a que el exterior no perjudique nuestro momento de creación.

2.- Establecer la línea principal de la historia

Esta herramienta es una de las más importantes para escribir cualquier historia, cuento, novela o incluso, alguna frase. Es básicamente establecer ya sea en la mente, en papel o alguna forma digital, cuál será la historia que desarrollarás en tu escrito, cuál va a ser la línea principal de la misma para establecer luego los espacios donde le daremos vida a los dramas, circunstancias o vueltas inesperadas que estamos por escribir.

Hablamos de tener claro cómo será el inicio, la manera en la que desarrollaremos la trama (delineando los tiempos, espacios, personajes y la escenografía) que nos permitan darle todo lo necesario para encontrar el cuerpo ideal de lo que buscamos obtener.

Luego de tener especificado la línea de la historia con la que trabajaremos, es necesario colocarla a la vista, ya sea en nuestro sitio favorito para escribir, algún despacho o nuestra propia habitación, para que cuando nos encontremos cerca o se nos ocurra algo nuevo, podamos modificar sin ningún problema.

Todo esto es únicamente para ejercitar nuestra mente y que consiga estar enfocada en nuestra línea, observar los detalles. Releer nuestra idea es un punto muy necesario para mejorar la trama de la historia. Por esa razón, esta segunda herramienta es una colaboradora importante para conseguir que nuestra historia tenga lo necesario para ser perfecta, sin llegar a recargarla.

3.- Escribir las ideas

No todas las personas conseguimos acordarnos de las buenas ideas que durante el día o la noche nos surgen. Resulta algo frustrante que luego de pensar en una idea que hemos esperado por un buen rato y, por no conseguir plasmarla rápido, se esfume. Por ello, como personas que vivimos en un constante pensar, razonando lo que podemos y lo que no podemos escribir, lo recomendable es contar con una libreta, cuaderno o sencillas hojas que podamos recordar luego dónde las dejamos, y así anotar cualquier idea que se nos vaya ocurriendo.

Cualquier idea que se nos ocurra es buena, no podemos desecharlas porque no sabemos cuándo por muy mínima que ésta sea la necesitaremos.

Es recomendable contar con un pizarrón donde podamos irlas anotando si no contamos con una libreta. Podemos incluso hacer uso de unas de las paredes si se nos es permitido rayar e ir colocando en el orden que mejor queramos todas las ideas que vayamos teniendo.

Podrías además categorizarlas: por personajes, por lugares, por nuestros momentos de acción o nuestro final. Todo es válido para que podamos nutrir ese escrito de nuevas formas para ser contado. Es preferible, y lo menciono porque es la manera con la que trabajo, establecer jerarquías entre las ideas, es decir, no todas las buenas ideas nos permitirán generar un grandioso capítulo, frase o el personaje que le hacía falta a nuestro escrito.

Por eso, yo utilizo cuadernos para extraer de mi pizarrón las ideas que considero importantes para seguir desarrollando la historia, y dejo en el pizarrón las ideas que, aunque sé que son buenas, me sirven más como un complemento de las que considero como los “puntos focales”.

4.- Armar un esqueleto de la historia

Con la ayuda de las anotaciones de cuadernos, tus ideas en el pizarrón o donde mejor puedas tenerlas, lo siguiente será armar tu esqueleto.

Todo esqueleto cuenta con partes fuertes para hacer que no se venga al suelo. Es, básicamente lo que hemos venido escuchando desde pequeños: inicio, desarrollo y desenlace.

De esta manera debemos de seleccionar estas ideas, anotaciones o simple palabras, para darle un sitio de origen. No podemos colocar las ideas que sabemos que le darán fuerza a nuestro final, al inicio de la historia. Existen muchas formas de empezar una historia, incluso ya existen libros que comienzan desde su final, pero hasta esos escritos cuentan con una estructura que les permite lograr eso.

Debemos ir estableciendo qué ideas se irán con nuestro inicio, cuáles personajes podremos optar para que aparezcan en él y de qué forma realizar esto.

Haremos lo mismo con las otras dos partes de nuestro escrito hasta conseguir un tablero o imagen de lo que va ser toda nuestra historia.

Esto nos permitirá observar y evaluar qué personajes tenemos en equis espacio con las diversas ideas, y qué momentos pueden o no coincidir para mejorar, no solo cada espacio de esos famosos silencios en la historia, sino también nuestro propio escrito en general.

Podremos mover, si así lo queremos, las acciones de los personajes al lugar perfecto, ya que en ocasiones sucede que lo que realiza uno, nos parece mejor que lo ocasione otro. Es poder conocer el territorio de lo que estamos escribiendo de una manera amplia, plasmando en una línea de tiempo cada cosa que necesitamos que contenga nuestra historia. De esta manera se nos hará muy fácil escribir sin olvidar qué escribimos páginas atrás.

5.- Investigar nuestras referencias

Existen quienes consideran que no es necesaria esta herramienta. La verdad es que sí, pues es utilizada para evaluar los detalles. Las referencias son tomadas como guía, no para orientarnos a conseguir la similitud entre las otras historias, sino como lo que no debemos escribir para que nuestro escrito se diferencie a los que encontramos, a menos que deseemos mejor el que ya existe o reinventar la historia.

No hay ningún problema en investigar un poco los temas que utilizaremos.

Leer lo que se asemeja con lo nuestro para fortalecer lo que hemos conseguido hasta ahora y mejorarlo.

Encontrar lo que podría sonar como repetido entre otras historias para no caer en la monotonía de lo que se escribe o ya han escrito.

6.- Camina y explora tu entorno

En nuestras historias, cuentos, o cortas frases que deseamos escribir, existen personajes, muy evidentes o no, que demandan ser diferenciados unos de los otros.

Por lo que, en ciertos momentos de nuestra trama, resulta difícil lograr la armonía de todos los diálogos o características de los mismos. Esta herramienta, que incluso te ayuda a relajarte y tomarte una pausa, nos sirve de mucho para definir los comportamientos de los personajes. Salir a la calle, ir de paseo o simplemente ir a por un café con la intención de ver entre las personas ajenas, algo que nos pueda conectar con nuestra idea y estimular eso que necesitamos definir en nuestra historia.

Es observar y lograr imaginar cómo podría verse nuestra idea con las características que le hemos confiado a los personajes en los que estamos trabajando, en las acciones y la manera de ser que otras personas poseen.

Si se trata de escritos donde las personas son muy románticas o muy apasionadas, intenta ir al teatro, mirar cortos o telenovelas. Si al contrario, nuestros personajes son muy sombríos o poco expresivos, concentra tu atención a personas frías, sin mucha plática o solitarios. Siempre lo que necesitamos está al alcance de nosotros, no olvidemos eso.

7.- Comunícate

Durante nuestro proceso de creación, podemos necesitar, al menos, una idea ajena de lo que hemos escritos, alguna opinión o comentario que nos brinde una posible inversa de lo que creemos que tenemos hasta ahora.

Con esto no me refiero que para escribir necesitamos de otros para lograr que las palabras fluyan, no. Simplemente, es escuchar otras palabras, ideas o hasta dejar que la imaginación de otros nos motive y lleven nuestros pensamientos a ese punto en el que las palabras se escriban solas.

Comunicarnos con los demás no solo ayuda al desenvolvimiento de nuestras tramas, sino que además nos regala una oportunidad de ser escuchados y escuchar a lo que otros podrían aportar algo a nuestra historia.

Podemos utilizar de buena manera esta herramienta y así, conseguir el beneficio de escuchar la opinión de otros respecto a lo que podemos establecer con tan solo una pregunta. El realizar interrogatorios, encuestas o una maravillosa charla con las personas que previamente hemos elegido pensando que no desviará la idea principal de lo que creemos y deseamos escribir, es una forma de construir nuestros personajes, lugares, momentos, eventos y por qué no, darles una voz.

Todas estas herramientas, como persona amante de la escritura y de la construcción de escritos, me han servido para lograr maravillosas formas de contar historias. Cada una de ellas, mantienen una importancia en las diferentes etapas que nos tomamos para hacer terminar eso que queremos crear.

Escribir es una grandiosa aventura que requiere mucha imaginación, que necesita, día a día, ser trabajada para que nunca muera. Mantenernos firmes en lograr lo que deseamos es el primer paso para que todo se pueda dar, solo debemos confiar en lo que amamos hacer y lograrlo.


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