Desde el momento de nuestra concepción existe una lucha constante por algo. Se lucha por crecer, por multiplicarnos y sobretodo se lucha por la vida. En el vientre de nuestra madre luchamos por mantenernos vivos hasta que llega la gran batalla del nacimiento. Cada célula y átomo de nuestro cuerpo se mantiene en una lucha constante para mantener a los órganos y por consiguiente a nuestros sistemas de nuestro cuerpo luchan en conjunto como un ejército preparado para cualquier guerra. Incluso desde los principios de la evolución ya estábamos preparados para correr, golpear, lanzar, competir o hacer lo que fuese necesario para sobrevivir.

En la actualidad tratamos de invisibilizar cada batalla que hay en el mundo. Hipócritamente tratamos de voltear la mirada y actuar como si nada pasara. Pero es inútil, las peleas se dan de varias maneras. En todo el mundo existen jóvenes y padres luchando por la educación y por el sueño de un mejor futuro. Existen quienes migran luchando contra las fronteras y cualquier obstáculo que se les presente por un llamado 'sueño americano', éstos dejan atrás todo lo que han amado por el amor mismo. Todos los que luchan lo hacen a pesar de que esta lucha pueda matarlos. Incluso los que luchan por su vida lo hacen aún sabiendo que inevitablemente perderán la lucha contra la muerte.

Yo he visto todo un cuerpo estudiantil peleando por no perder sus escuelas, colegios y universidad. He visto estudiantes universitarios peleando contra militares que violan la autonomía de La Máxima Casa De Estudio colocando sus botas con violentas pisadas que se dirigen a los alumnos y docentes que simplemente no quieren que su universidad se cierre.

He visto doctores, enfermeros, radiólogos y estudiantes del área de la salud colocándose al frente de los fusiles y recibiendo disparos, solo por exigir medios para cuidar a los pacientes. Mientras los militares luchan por un sueldo para mantener a sus familias, disparan y matan a los que luchan por lo que creen.

Incluso esta misma semana vi a una joven que en su lucha por mantener a su familia fue víctima de otra joven que por sobrevivir o por odio a la sociedad misma le quito todos los víveres que había conseguido para el sustento de su hogar.

Recuerdo también que cuando era una niña los profesores se veían forzados a ir a las calles por exigir no un aumento sino que se les pagara todo un año el cual habían trabajado pero sin sueldo porque el estado les decía que ese no era problema del gobierno.

Puedo enumerar miles de batallas en las cuales he estado y de las cuales he sido testigo. Hasta podría contar las miles de luchas que yo misma he batallado pero sí hiciera eso este no sería un artículo sino un libro más largo que 'El Cantar De Mio Cid'. No es mi intención hacer una nota amarillista, sobretodo porque el amarillismo en nuestra época está a la orden del día. Yo pretendo hacer algo más simple. Hablar de un lugar que casi nadie conoce y a pesar de haber sido víctima de más de 10 golpes de estados. Tener uno de los narco gobiernos más corruptos en estos últimos años. Y ser gobernado por un hombre al cual ya se le está pidiendo su extradición a Estados Unidos por infiltrar droga y armas, en ningún noticiero de fama mundial lo mencionan.

Será acaso que este país no es relevante para ser mencionado por ningún medio.

El país del que les hablo está lleno de personas que luchan todos los días no para salvar sus vidas sino para proteger a su familia y a los que aman. Luchan por los que están, se fueron y vendrán. Pese a todos los obstáculos que a los que se les ha condenado simplemente por haber nacido aquí. En un país donde el congreso pelea contra el pueblo por que los pedófilos y violadores tengan cada vez menos años en prisión. Aquí un vendedor de droga tiene menos tiempo en la cárcel, que un joven que escribió en una cartulina una pequeña pero poderosa consigna para esta gente.

Claro, tampoco pretendo aburrirles haciéndoles adivinar de qué lugar estoy hablando. Este pequeño y bello paraíso tropical en el cual se lleva a cabo una guerra no proclamada pero visible por todos lados se llama Honduras. Dos de las ciudades más peligrosas del mundo se encuentran en este país. Hace poco tiempo tuvimos un éxodo masivo en el cual miles de hondureños demostraron que se niegan a vivir bajo el yugo de un dictador que no escogieron.

Los hondureños también llamados catrachos por un segmento de nuestra historia en la cual resalto el General Florencio Xatruch; somos un pueblo que ha soportado todo tipo de calamidades. Desde catástrofes naturales como los huracanes Fifí y Mitch los cuales aún generan pesadillas y llantos a todos aquellos que sobrevivieron a esas catástrofes. Y claro, cómo olvidar el año 2009 en el cual murieron miles de personas puesto que todos los días se nos ponía en 'estado de sitio', el cual consiste en un toque de queda donde toda garantía constitucional queda suspendida. Desde el 28 de junio de ese año yo recuerdo haber sido una simple colegiala que temía todos los días por que los militares y policías podían matar, violar y torturar, pero todo eso en ese tiempo era permitido. Y no solo la policía o militares, también cualquiera que quisiera matar podía hacerlo durante ese tiempo. Por supuesto que esto parece ser un breve resumen de la película 'La Purga', pero esto a diferencia de esa película, todo fue real, y no duro solo un día sino que fueron más de seis meses. A pesar de todas esas atrocidades los hondureños se fueron a las calles porque estaban en contra del golpe de estado realizado al ex mandatario Manuel Zelaya Rosales. Los hombres de mi familia salían todos los días a manifestarse armados solo con cartulinas, pancartas y consignas; aun cuando sabían todo lo que estaba en peligro por esa acción. Las mujeres mayores se quedaban cuidando de los niños; pero aun así hubo niños asesinados por balas en su propia casa.

Cualquiera podría pensar que hasta que estuve en el colegio o en la universidad conocí el olor del gas lacrimógeno pero no fue así. La primera vez que padecí por ese olor no estaba siquiera en mi primer año de escuela. Ese día mi padre me llevo a mí y a mis hermanas para matricularnos en la escuela. Y al salir nos encontramos con una manifestación (obvio, ya no recuerdo por que peleaban), uno de los militares que estaba en el lugar lanzo una bomba lacrimógena justo a nuestros pies. Mi padre con su instinto protector hizo lo primero que pudo para mantenernos a salvo.

El pueblo hondureño aún seguía indignado por el golpe de estado y se sintió peor cuando se dieron cuenta que el medicamento que estaban dando en los hospitales tenía como componente principal simple y ordinaria harina. Los sueros, y todo medicamento inyectado del Seguro Social eran solamente agua y algunos colorantes. Incluso los médicos lloraron al darse cuenta de esto. En ese momento yo estaba cursando mi segundo año de la carrera de medicina y vi a mis docentes llorando porque ellos a pesar de todo querían aliviar la enfermedad de sus pacientes. Luchaban por prolongar la vida de las personas que eran envenenadas y ni siquiera los doctores lo sabían. Ellos se culpaban por haber hecho su trabajo.

Y por todo esto. Sí han leído mis otros artículos en esta revista pensarían que ya estoy cerca de darles un final feliz y con esperanza. Lamento tener que decirles que no es este el caso. Este no es uno de esos escritos. Aquí les vengo a contar las verdades que nadie cuenta porque temen a una 'aristocracia de nariz polveada'. Actualmente en este año 2020 todos la hemos pasado mal en este planeta. Y pueden tener la firme convicción de que Honduras no es la excepción.

A inicio de año al gobierno del mandatario (no reconocido por el pueblo) Juan Orlando Hernández (mejor conocido como JOH) se le dio más de 50 millones de dólares para que construyera por lo menos 3 hospitales. En lugar de eso compraron unas carpas y le pidieron a la Universidad Nacional Autónoma De Honduras (UNAH) que habilitara parte de sus espacios académicos para atender a los pacientes con Covid-19. Este año lograron dar aumento a los diputados pero no han podido darles el salario a los trabajadores del sector salud. Tampoco han tenido dinero para comprar respiradores para los pacientes críticos. Ya hay más de 15.000 personas infectadas pero no hay más hospitales ni medicamentos.

La mayoría de las personas en este país viven del comercio, albañilería o en restaurantes de comidas rápidas. Casi todas las compañías y empresas privadas despidieron al 50% de sus empleados y las que no les han despedido no les han pagado a ninguno porque dichos empleados no se han presentado al trabajo. El hondureño promedio debía salir para ganarse la comida del día siguiente pero ahora estamos en una situación en la que se nos está obligando a elegir entre: morirnos de hambre o morirnos de Covid-19. Claro no todo está perdido el gobierno al ver esta situación decidió comprar varios televisores, cafeteras y aires acondicionados para las oficinas del estado.

Siendo yo estudiante de medicina se creería que estaría en el hospital. Pero nuestros docentes lucharon por que nosotros no entrásemos a los hospitales al ver el riesgo de contagio, el cual es tan alto que 5 estudiantes de séptimo año de medicina se contagiaron en el hospital y actualmente ya hay doctores los cuales eran excelentes en sus carreras así como excelentes personas los cuales murieron porque el estado ha visto la necesidad de darles todo el equipo de bioseguridad a los policías y militares pero no al personal de salud.

Como ven, este escrito el cual parece sacado de un video de Dross. Es solo una mención corta de las luchas catrachas que hemos tenido en los últimos años. Y al llegar aquí todos nos damos cuenta que no importa que pase. Quien se siente en la silla presidencial y mucho menos importa lo mucho que se nos ignore. Honduras es un país donde todos luchan y nadie nunca dejara de pelear. Porque este instinto de lucha por sobrevivir que persiste por generaciones corre por nuestras venas. En nuestro corazón hay millones de ideales y sueños. En nuestra mente el recuerdo de nuestro querido prócer Francisco Morazán.

La guerra que tenemos el día de hoy no la escogimos pero de todas maneras la enfrentamos porque es lo que hemos aprendido y lo que hemos heredado. Somos guerreros que no le temen a nada porque estamos dispuestos a darlo todo.

Cualquiera creería que por ser un país tan pequeño no seriamos capaces de soportar muchas cargas y tienen razón porque preferimos pelear antes que soportar y aun cuando todo este perdido nos seguiremos levantando y no nos interesara que nos hagan, mientras le sigamos siendo fieles a nuestros ideales y a nuestro pueblo todo estará bien.

Incluso en nuestro propio himno nacional se nos dice en unas pocas estrofas las peleas de este humilde y aguerrido pueblo catracho. 'Serán muchos Honduras tus muertos, pero todos caerán con honor'.

Por supuesto, yo al igual que mis ancestros y contemporáneos seguiré luchando y aun cuando esté cansada de la batalla continuaré de una manera u otra. Lucharemos porque así somos, porque tenemos miles de cosas por las cuales seguir adelante. Pelearemos por que amamos a nuestra patria y a nuestro país.

Nuestra lucha va más allá de lo que los demás creen que pueden ignorar. Y después de esta vida sabemos que vendrán otros a seguir peleando. Así como nuestros abuelos defendieron nuestros derechos, nosotros defenderemos los derechos de nuestros descendientes. No importa quien gane lo que nos importa es seguir adelante.

E
hace 3 años

Amiga para los grandes emporios mediáticos, al servicio de los "grandes imperios" sólo existe VENEZUELA, su petróleo,su coltan, su oro y demás riquezas, aunque ellos digan que luchan contra narcos que los obligan a tragarse la droga que ellos consumen y más bien protegen alegremente. Sigan luchando allá porque aquí en Venezuela no nos rendiremos nunca. "Necesario es Vencer"

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