Escribo esta nota para dar mi más sentido pésame a todos aquellos a los que esta peste nos ha arrebatado a quienes amamos tanto. Yo sé que nadie puede sentir exactamente lo mismo que otra persona, pero sí sé que el dolor es crudo, fuerte y pareciera que fuera a quemar nuestro pecho, quebrando no solo todos nuestros huesos al mismo tiempo sino también nuestro aliento. Es un dolor que destruye nuestras fuerzas y nos deja con un ahogo de lágrimas.

Lo sé porque yo lo siento en este momento. Este año me ha quitado muchas cosas. En ocasiones guardo mis lagrimas para poder sacarlas por medio de palabras, de esta manera abrazo la esperanza de que en algún momento estas palabras lleguen a alguien que realmente las necesite y talvez con algo de suerte el poder decir: “NO SUFRES SOLO. TU LLANTO Y EL MIO SE PUEDEN UNIR EN UNO. ASÍ DE ESTA MANERA NO ESTAREMOS SOLOS”.

No sé a quienes o cuantos de los que leen estas palabras han visto o sentido la perdida de alguien que les rasgo el alma y ahora no saben al igual que yo como encontrar consuelo. Perdí no solo a una persona sino a varias y de la mayoría no pude ni siquiera despedirme colocando una flor en su ataúd. De todos los que he perdido y amado solo tengo los recuerdos y las lágrimas que inundaran tantas páginas.

Quienes creemos en que existe algo más allá de este mundo material y extraño pedimos a quien creemos que las almas, espíritus o escancias de cada uno de los que no pudieron llegar al final de este año puedan seguir trascendiendo siendo guiados por una luz perpetua o descansando plácidamente donde ellos estén mejor.

Cada uno de los que marcharon hacia lo desconocido e incomprensible para nosotros dejaron una marca tan grande que evitará que ellos se vallan y por tanto nuestro dolor tampoco desaparecerá. Lo único que podemos hacer es cumplir su sueño de vernos vivir felices como ellos querían que viviésemos. Jamás creí que tendría que soportar tantas cosas en un lapso de tiempo tan corto, sin embargo, no puedo hacer nada más que aceptar lo que está pasando. No puedo cambiar mi situación, tampoco puedo arrancarme el corazón del pecho congelando mis venas y mi mente para ya no volver a sentir dolor. El dolor estará conmigo en cada momento porque soy un ser humano y como tal no solo he de sufrir. De hecho, una de las personas más sabias que conozco me dijo una vez que si nos duele es porque antes disfrutamos. Esa persona tiene toda la razón pues sí no hubiera amado tanto y no hubiera sentido tanta felicidad en el pasado creando tantos recuerdos hermosos con los que ahora lloro, simplemente no existirían lágrimas.

Me duele todo lo que está pasando, y siento que es un peso demasiado para ser llevado por una sola persona. Pero no le echó la culpa al creador en quien toda mi vida he creído. No le reprocho, ni le juzgo, tampoco crítico y mucho menos puedo enfadarme con Él. Sí bien es cierto Él decidió llevarse a quienes amo tanto, también me los dio durante mucho tiempo, el tiempo suficiente para encontrar lo maravillosos que fueron y para que ellos me dieran más de lo que incluso ellos podrían imaginarse. No mentiré diciendo que nunca me he preguntado ¿el porqué de todo esto? Pero si admitiré que jamás encontré respuestas y por tanto solo he aprendido a aceptarlo y soportarlo. Me duele y ya lo he dicho varias veces en estas pocas palabras, pero, sé que no soy la única con este sentimiento tan fuerte en mí. Sé que todos tenemos un sufrir colectivo que con el cual sí pudiésemos unir cada una de las lágrimas que hemos ahogado o soltado inundaría toda la tierra.

Todos nos hemos sentido un dolor que experimentamos de formas diferentes y por tanto lo llevamos de distintos métodos o mecanismos para protegernos, soportarlo o superarlo (sí es que se puede). Pero sí llamamos a cualquier vecino, amigo, familiar o conocido sé que este sabrá comprendernos y nos contará también lo que siente. De esta forma sabremos que a pesar de todo podemos contar con alguien que de alguna manera nos pueda dar algún consuelo. Talvez ya nadie nos podrá dar el abrazo que necesitamos, pero podrá estar otro ser humano condolido tanto como nosotros a través de una simple llamada teniendo consuelo por quienes hemos querido.

Muchos han llegado a decir que todo esto es un castigo divino, pero aun si eso fuera cierto ¿Qué podemos hacer para evitarlo? Además, ¿Realmente estamos seguros de que es un castigo hacia toda la humanidad? Ahora es tan común decir que estamos sufriendo la ira y el desprecio de Dios. Pero quienes han creído en Dios o en cualquier otra Deidad. ¿Por qué creen que estaría tan lleno de ira convertida en odio cuando el mismo la prohíbe?

Me niego a pensar en que estamos malditos o siendo castigados. A pesar de que no soporte esta carga y sienta que el futuro ya está desapareciendo como la luz del atardecer lentamente para envolvernos en una noche fría y oscura. Yo no pierdo la fe, ni la esperanza y sí me equivoco y realmente estos fuesen mis últimos escritos y estas palabras mis últimas lágrimas, prefiero aceptar esa noche oscura buscando la luna o alguna estrella, aun cuando estas no existan.

Estas pueden ser las palabras de una loca que en su desespero y delirio por las pérdidas que ha sufrido dice estas simples cosas. Pero, son mis lágrimas y yo decido que hacer con ellas. Puedo dejarme caer o no dejarlas salir solo para convertirlas en un río de esperanza. He respetado el llanto de todos y por tanto el mío sea o no aceptado les aseguro no será cambiado.

Nuevamente les doy mis condolencias a todos los que lloran. A todos esos familiares, amigos, compañeros, viudos, amantes o novios, y demás, solo les puedo asegurar que me duele que hayan perdido tanto y no poder darles más que estas palabras, las cuales ni siquiera sé sí les servirá de algo. También le doy mis condolencias a todos esos trabajadores del área de la salud que no han dejado de pelear ni de sentir ese sentimiento de impotencia en los cuales simplemente sostienen la mano de un paciente mientras ruegan por un milagro el cual no llega, lamento que tengan que pasar por todo esto, pero para este tipo de cosas estudiamos esas áreas. Estudiamos para tolerar y luchar peleas que nadie más puede soportar. No es fácil ver a alguien a los ojos y decirle que esa persona a la que tanto ama ya no le acompañara cada día como lo hacía antes. Tampoco es fácil recibir la noticia de que ya no se volverá a dibujar una sonrisa en la cara de esa persona, que ya no habrá más pláticas amenas y todas las cosas que habían planeado hacer juntos en un sábado por la tarde, ya no pasaran porque, aunque uno esté aquí, ellos tuvieron que partir sin nosotros.

El dolor que se genera cuando alguien parte es una cicatriz permanente en el alma y ver a una persona morir es un golpe que jamás se olvida.

La muerte y la vida son cosa que jamás pedimos y jamás entendemos. Y no sabemos siquiera como definirlas. Lo más probable es que ni siquiera sepamos que son, pero están con y en nosotros y todo lo que nos rodea. Las dos son inevitables. Nadie pide, sabe o entiende como o cuando nacer o morir. Existen quienes la fortuna les dio la satisfacción de vivir y morir como anhelaban. Otros no tuvieron esa suerte y simplemente se resignaron a lo que el destino (si es que este existe) les dio. Hay otros que sin importar que, odiarán siempre su existencia, pero no querrán darle la cara a la muerte por lo que estarán en un limbo existencial en el cual vivirán de forma patética. También están los que no saben que esperar de la vida y mucho menos de la muerte así que solo aceptan lo que estas ofrecen y quiero pensar que en general estos son los más felices.

Aunque el dolor que todos sufrimos, lloramos con las razones más sinceras debemos recordar que también existieron momentos en los cuales sonreímos y reímos de la manera más espléndida y honesta. No puede existir tristeza si antes no hubo alegría, por eso necesitamos seguir avanzando. Porque lo que todos aquellos que perdieron la batalla tenían sueños y esperanzas en nosotros. No podemos decepcionarlos ahora. Si bien ellos no están, aún están sus memorias y no podemos ensuciarlas o dejar que se oxiden y marchiten por que hoy estamos confundidos. Recordemos que podemos llorar, confundirnos, perdernos, sentir vacío, vacilar y extrañar. Pero jamás se nos debe ser válido rendirnos y abandonarnos al dolor y a la angustia.

Cada uno de nosotros nacimos de guerreros y un guerrero solo puede engendrar a otro.

Todos a los que perdimos también lloraron y en algún momento perdieron a alguien, pero a pesar de todo estuvieron en nuestras vidas y ya sea por mucho o por poco ellos nos amaron y nos dieron esperanza, fuerzas y razones para vivir. Por favor no perdamos ni olvidemos todo lo que nos dieron. Honremos sus vidas viviendo las nuestras.

Ya no carguemos con culpas ni pensemos en él hubiera. Lloremos lo que necesitemos llorar, pero no nos ahoguemos en soledad y amargura. No podemos cambiar el pasado. Recordemos lo que todos nuestros seres amados quisieran que recordásemos. Hagamos las paces con nosotros mismos, no solo por nosotros sino también por ellos.

La ausencia de estas personas estará siempre con nosotros. En el desayuno, llamadas telefónicas, fechas especiales, algunas salidas a un café. Es irónico. Pues a pesar de lo mucho que nos duelan estos recuerdos y estas cosas. Seguiremos haciendo lo mismo que nos dan estos recuerdos porque aun cuando duele también nos da ánimo. Es como un buen café, un buen chocolate o un buen vino, a pesar de ser amargos también contienen una dulzura única que nos puede volver adictos a ellos. Por eso los recuerdos deben tomarse como se ingieren estos, con mesura, pero disfrutándolo cada uno.

A pesar de estar de luto no solo por una persona, sino por varias a las que me uno a todos los demás y a todos los que leen estas palabras les doy mi apoyo brindando un abrazo fraternal a cada uno. Porque sé que cada uno tiene su propia batalla, la cual espero con todo un corazón desgarrado logren ganarla. Porque, aunque no sé quienes sean y no los conozca, lo que necesitamos ahora más que nunca son luchas ganadas.

Ahora lo que realmente necesitamos es demostrar que podemos ser solidarios y empatizar con los que nos rodean. Todos queremos que esta situación de dolor y pánico mundial termine lo más pronto posible. Todos soñamos con que todo esto haya sido solo una cruel pesadilla, y despertar un día solo para darnos cuenta de que nada de esto es real. Pero eso no pasará y debemos ser fuertes por nosotros y por los demás. Nadie está solo siempre tenemos alguien a quien amar o alguien que nos ama. Talvez no sepamos quien es esa persona. Pero aun si me equivoco en esta premisa jamás es demasiado tarde para encontrar a alguien a quien amar y que le dé sentido a nuestra existencia.

Por favor démonos la oportunidad de estar juntos y tratar de entendernos. Pues cada persona que mientras pernoctaba en brazos de Morfeo y despertó en otro plano el cual es incomprensible para nosotros. Fue y sigue siendo valiosa para este universo que habitamos. Por cada uno de ellos y para cada uno de sus allegados escribo estas palabras. No solo para dar un simple pésame, sino también para honrar sus memorias y de esta manera inmortalizar un poco la guerra que estamos peleando todos juntos y que a pesar de mi dolor sigo con la esperanza de que ganaremos la batalla.


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