Recuerdo muy bien cuando empecé a escuchar las palabras “machismo” y “feminismo”. Pero era demasiado pequeña como para entender exactamente el trasfondo de estas palabras las cuales estoy segura de que muchas personas no entienden del todo. Por un lado, al haber nacido como una niña a la que le gustaban los videojuegos, las series “para niños” como Dragón Ball Z, Digimón y Pokemón. Además de ser una niña a la cual le encantaban las historias de terror y comics, fui tachada inmediatamente como una persona rara por no ser lo suficientemente femenina. Pero siempre amé la poesía, la música romántica y eso, en vez de hacer que me vieran como una niña más “normal”, me convertía en alguien todavía más rara.

Yo provengo de una familia que por generaciones ha sido guiada por el matriarcado. No por la ausencia de hombres, sino porque había siempre más mujeres guiando a las familias. Por tanto, a mis padres no les parecía que yo era rara, contrario a lo que pensaban mis compañeros de mí.

En la escuela siempre escuchaba a mis compañeros diciendo que no podía jugar algunos juegos por ser una niña. Pero cundo estaba con mis primos jugábamos los mismos juegos por lo que no entendía que pasaba en mi ambiente con mis compañeros. Y así fue como a mis escasos ocho años ya tenía muchas dudas de porque yo debía hacer algunas cosas aun cuando no me gustasen y no podía hacer otras a pesar de que nada me lo impedía.

Por gracia divina tengo un padre el cual me explicó el porqué de mí “rareza”. El problema nunca fui yo, el problema es como mis compañeros eran educados. Y recuerdo que hasta cierto punto me sentí triste por ellos. Pues las niñas nunca sabrían lo divertido que es hacer deporte, dejar correr su imaginación mientras jugaban a “ladrones y policías” o a ser Batman. También sentí pesar por todos esos niños que aun cuando pasaban por situaciones difíciles no podían llorar porque claro, “los hombres no lloran”, ni debía gustarles la poesía o la música romántica. Fue entonces cuando vi las limitantes entre unos y otros y las diferencias con las cual yo crecí.

Cuando entré a secundaria fui matriculada en un colegio técnico en el cual vi aún más las diferencias de los roles de género. Mientras yo al igual que la mayoría de las jóvenes damas nos matriculamos en el taller de técnico en computación, mi hermana menor escogió el taller de mecánica. Ella era la única dama del taller, todos los demás eran varones y tuvo que ganarse el respeto de todos sus compañeros, esquivando burlas y demostrando ser mejor que los demás tuvo que demostrar una actitud ruda para tener algo que debe dársele a todo compañero de estudio, RESPETO.

Por mi parte en mis clases había muy pocos varones, los cuales siempre eran víctimas de burlas y bromas solo por querer estudiar esa carrera. Por supuesto siempre hubo damas que se burlaban de ellos y les gastaban bromas. Por lo que ellos tuvieron tomar una actitud más gentil y amable para poder relacionarse con el resto de nosotras.

Tristemente, mientras transcurría mi vida, encontré mujeres perdidas en mares de desesperanza por culpa de algún canalla o grupo de desgraciados que les quitaron toda alegría y dulzura que tanto las caracterizaba en su juventud. Pero también conocí historias de hombres extraordinarios que aun a pesar de toda adversidad ellos lograban sostenerse a ellos y a sus familias. Por supuesto ni esas mujeres u hombres han sido perfectos, pero si son excepcionales.

He encontrado personas que rompen los cánones impuestos por personas que nunca conocimos y que francamente no nos interesan.

Lamentablemente hay mujeres que han sido tan golpeadas por la vida que odian la existencia de los hombres. Ese tipo de pensamiento jamás podría tenerlo en mi mente por el hecho que he tenido un buen padre, un abuelo cariñoso y muchos amigos varones que han estado conmigo en las buenas y las malas. Y claro también hay hombres que creen que la mujer solo servimos para procrear lo que me parece indignante viendo que ellos nacieron de una mujer. Fue una mujer la que los crio y existe la posibilidad de que en algún momento ellos tengan una hija y sí piensan seguir con ese pensar no solo ofenden a las mujeres que no conocen, sino también a sus madres, abuelas, tías, hermanas, hijas y demás mujeres de su familia.

Otro problema que tenemos actualmente el cual es fastidioso e incluso a mí me ha afectado. Según las “normas sociales”, es que una mujer debe tener el cabello largo y el hombre lo debe tener corto. Siendo una joven de cabello corto me han estigmatizado mil veces de lesbiana, “feminazi” (sin saber lo que significa esa palabra), inmoral e incluso he sido víctima de burlas solo por usar un cabello corto. Realmente me pregunto de donde viene tantas ideas burdas. Estamos en una época en la cual parece no hemos aprendido nada de nosotros mismos.

Cada vez la ignorancia se vuelve más colectiva. Escuchamos a madres decirles a sus hijas que si un niño las molesta o las golpea es porque le gusta. Pero ¿Por qué normalizamos la violencia desde edades temprana? O en el caso contrario le enseñamos al niño a no tocar a la mujer, pero en ocasiones cuando una mujer explota en ira lo primero que hace es golpear a un hombre solo por la premisa incompleta de que “a la mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa”. La frase correcta ya fue dicha y es sencilla de seguir sin importar la creencia del individuo “amaos los unos a los otros”. Estoy segura de que si siguiéramos esta premisa no existirían hombres machistas ni mujeres feministas, porque no nos veríamos como hombre o mujer y empezaríamos a vernos como lo que somos. Seres humanos.

Cada vez que nos vemos unos a otros inmediatamente tratamos de etiquetarnos basándonos en ideas que ya están desfasadas. Hoy en día una mujer puede hacer lo mismo que un hombre y un hombre es capaz de ser madre y padre a la misma vez así comúnmente les toca a las madres solteras.

Los tiempos han estado cambiando y por lo tanto nosotros deberíamos cambiar con ellos. Pero nos estamos estacando con normas de un modelo patriarcal que ya deberíamos superar y mejorar con nuestras nuevas actitudes.

Otro claro ejemplo de la inequidad de género es que la mujer debe usar solo faldas o vestidos. Entiendo que existen lugares donde esto se da por razones culturales. Pero yo vivo en Latinoamérica y aun así he sido juzgada por el hecho de preferir usar pantalones. Y claro ya que estudio la carrera de medicina no podría ir a un hospital usando falda o vestido ya que está en contra de las normasde bioseguridad.

Y lo más triste del caso es que sin importar que atuendo este usando siempre existen hombres nada caballerosos los cuales me silban como si yo fuera un perro. Me gritan frases obscenas y lo peor del caso es que es considerado como una normalidad y también debo acostumbrarme no solo a ese tipo de acoso sino también a las críticas de otras mujeres que hablaran de mí, por mi ropa y no por mi forma de ser.

Recuerdo una vez en la cual yo regresaba a mi casa de la universidad. Ese día vestía unos tenis algo gastados, unos jeans y un suéter que debo admitir me queda bastante flojo. En ese entonces tenia el cabello largo y lo llevaba trenzado. Y no acostumbro a usar maquillaje por lo que no tenía puesto ni lápiz labial. Estaba usando un atuendo que a mi parecer y al de muchos que conozco no es nada provocativo. Sin embargo, cuando quise cruzar una calle para tomar el autobús unos hombres que viajaban en una pickup trataron de tomarme del brazo para subirme al vehículo. Afortunadamente no tomaron mi brazo sino una parte del suéter que estaba usando. Eso paso justo frente a una posta policial, pero ellos no hicieron nada a pesar de ver lo que había pasado. Los policías solo se rieron y me tiraban piropos que en ese momento me dieron asco, enojo y rabia. Desgraciadamente no podía hacer nada.

En cuanto llegue a mi casa me bañé, me coloqué mi pijama y les conté lo sucedido a mis padres los cuales aun cuando estaban enojados por lo ocurrido, logré ver en sus miradas un gran sentimiento de impotencia por saber que esa es la realidad a la que yo debía desde ese momento enfrentar, y todo esto por haber nacido mujer.

Este son el tipo de cosas que no deberían pasar, pero de igual manera ocurren. Y son normales. Esto es común. Así como es común ver a tantas jóvenes con anécdotas de haber sido violadas, chantajeadas o manipuladas.

Bajo estas historias cualquiera diría que la culpa es de los hombres. Pero la realidad que lo que ellos viven tampoco es fácil. Si un hombre no actúa como se supone debe actuar es el hazme reír de todos. Un hombre no puede darle la razón a una mujer aun cuando está la tenga. No pueden hablar de sentimientos o de las cosas que les afectan por el hecho de que los hombres no deben hacer eso. Incluso existen mujeres que se aprovechan de este tipo de situaciones para poder tener un trato especial. A muchas se nos olvida de vez en cuando la caballerosidad. ¿Por qué cuando vemos un hombre anciano en un autobús no le ofrecemos el asiento? Recuerdo que en un momento un amigo tuvo un choque en su motocicleta. Se fracturo la pierna y debía subir varios pisos de los edificios del campus universitario con muletas y una mochila muy pesada. Probablemente si hubiera sido mujer, más de alguna persona se hubiera ofrecido a ayudarlo o le hubiera cedido el asiento en los autobuses, pero este no fue el caso. Solo sus amigos más allegados le ayudábamos cuando podíamos. Fueron varios meses en los cuales el no perdió ni un día de clase, pero en todo ese tiempo nadie se ofreció por lo menos a cargar sus libros. Ahora el está mucho mejor y logro graduarse de ingeniería eléctrica. Pero claro este chico ya era machista antes del accidente. Luego de ese evento su machismo se reforzó aún más.

Esta es la realidad en la cual vivimos, y es el mundo del que nos quejamos porque es un mundo en el cual nos vemos afectados de una u otra manera. Pero ¿cuál seria la forma de cambiar este mundo? Acaso el problema es de nosotras las mujeres y por eso nosotras debemos buscar la solución. O quizás es al revés la culpa es de los hombres y por tanto son ellos los que deben arreglar esta sociedad. Es posible que debamos exigir leyes nuevas para cambiar el mundo en general. Incluso podemos hacer miles de marchas y manifestaciones para que todos vean un problema que es casi imposible de invisibilizar.

Pero no es lo que yo creo, mi pensar a pesar de pecar de utópico es mucho más simple. Consiste en vernos a todos frente a frente reconociendo que somos diferentes, pero aun con todas las diferencias que podemos tener somos simplemente personas y por esa razón ya merecemos cuidarnos unos a otros olvidando tantas reglas que en vez que unirnos y mejorarnos como seres, nos mantienen en un bucle de farsas e hipocresía.

Sí de ahora en adelante cada padre o madre le enseñara a los niños y niñas que pueden llevarse bien siempre y cuando haya respeto entre ellos, entonces ya no hablaríamos de las teorías machistas o feministas porque todas esas ideas estarían solo en los libros de historia. Sí nos enfocamos en cambiar el futuro podemos dejar todos estos problemas de lado. Podemos comenzar a perdonarnos unos a otros y ver que no todos los hombres son esos canallas que dañan solo por placer y no todas las mujeres somos unas aprovechadas, frágiles y con falta de cortesía. Puede que muchos se burlen de este pensamiento, pero para mí aún existe esperanza si todos colaboramos.


Imagen de Markus Winkler

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