La Operación Kitchen que ha involucrado a los más conocidos miembros de la cúpula del Partido Popular (PP), parece no tener fin.

Uno de sus miembros representativos ha sido el dinamitero que sigue anunciando sus ganas por hacer que toda la información que sabe se conozca. Y ese no es más, que el propio ex tesorero del PP, Luis Bárcenas. A hombres como Mariano Rajoy, su cercanía con el otrora hombre de las finanzas populares ha de causarle estrés como poco.

“Si hablas, tu mujer irá presa,” así le hablaban los presuntos enviados de hombres como Mariano Rajoy a Luis Bárcenas, y es que durante la primera estadía del ex tesorero del PP en la cárcel, abundaron los abogados que buscaban pactar con Bárcenas un acuerdo para que cerrara la boca. Es mucho lo que saben hombres como Luis Bárcenas y es poco lo que hace falta para poner nervioso a quien maneja la cosa pública.

El fétido olor de la trama impregna a muchos

La trama gigantesca, apunta a muchos nombres, y su explosión implica a los altos mandos del PP.

En toda la causa se han activado aparatos de persecución e intimidación a jueces, policías, políticos entre otros, que, por uno u otro motivo, saben algo de la componenda.

Y es que, unida a la macro causa Tándem, el efecto es colosal, porque radica en el uso de recursos públicos para espiar a Luis Bárcenas y a su esposa Rosalía Iglesias, un movimiento u orden que no provenía de cualquiera, sino que venía, presuntamente, del propio Mariano Rajoy.

El hoy ex ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y el ex secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, aparecen como vinculados directamente a la llamada “Operación Kitchen,” dado que desde la institución del Interior, según la Justicia, se usaron fondos para financiar el espionaje, por parte de la estructura parapolicial, al ex tesorero del PP. ¿Y con quién se contaba para realizar la obtención y acceso a los datos que poseía Bárcenas?, con, nada más y nada menos, que su propio chofer, Sergio Ríos.

Sergio Ríos, supuestamente, hizo su parte al mejor estilo de James Bond. La motivación para obtener los documentos o grabaciones que poseía Bárcenas era indispensable para detener el escándalo que se le podía venir encima al PP. Es mucha la información que manejaba el ex tesorero del PP, y como dice la máxima “la información es poder.”

Obtener los datos que manejaba Bárcenas seria la coartada necesaria para arrebatarle las pruebas, y además, para abrir las puertas a negociar con el detenido.

Así como, presuntamente, el silencio lo intentaron negociar varios abogados con Bárcenas, la acción del chofer Sergio Ríos lo coloca en la mira central de una maniobra para apropiarse de la información sobre el PP, que poseía el ex tesorero de dicho partido.

Al mismo tiempo, la presunta financiación ilegal de la organización política, a través de la trama Gurtel, también hacía temer mucho a los barones del Partido Popular.

Villarejo y su cercanía a la trama Kitchen

El ex comisario Francisco Villarejo puede decirse que es cabeza de la trama que, hoy, sigue sacudiendo el estamento político español.

Mediante la intervención de sus grabaciones es que se develó la Operación Kitchen. Las conversaciones de Villarejo con María Dolores de Cospedal, ex ministra de Defensa del Gobierno de España y su esposo Ignacio López del Hierro, abrieron la puerta al escándalo.

Villarejo es esencial para la trama porque capta a Sergio Ríos para que se hiciera con la información que manejaba Bárcenas.

En conjunto, con lo que se ha llamado “la Policía Patriótica” o “la Policía Política,” se sirvieron de los recursos del Gobierno para hacer uso de una formación parapolicial que iba a actuar en defensa de los intereses de altos jerarcas del Partido Popular.

Unos 53.266 euros fue lo utilizado, supuestamente, de los fondos del Ministerio del Interior, dirigido por Jorge Fernández Díaz.

Un hombre que ha de saber muchas cosas sobre la trama es el denominado “El Gordo,” Enrique García Castaño.

Dicho funcionario fungía como Jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo, adscrito al despacho del Interior.

“El Gordo” se encuentra, además, muy vinculado a Villarejo, lo que hace presumir la componenda entre ambos en “la Policía Patriótica.”

Obtuvieron lo que querían

“La Policía Patriótica,” que siguió tanto a Bárcenas como a su entorno, presuntamente, logró su objetivo, y es que obtuvieron la información contenida de dos teléfonos móviles y un Ipad.

Datos que se perdieron y que, por lo menos, debía ser lo que buscan los miembros del PP, que pudieran estar implicados en la Operación Kitchen. Un disco duro que pudiera hacer volar medio estamento político guarda los preciados secretos.

Francisco Martínez, número dos del Ministerio del Interior bajo la administración de Fernández Díaz, supuestamente, es el articulador, el operador de toda la operación o trama Kitchen.

Su miedo se palpa, ya que ha llegado a confesar, al verse rodeado, que va a revelar todo lo que sabe. Dicha afirmación ha de despertar el temor de Mariano Rajoy y sus distintos socios políticos.

Francisco Martínez, otro dolor de cabeza para Rajoy

Con Francisco Martínez, los implicados en la trama Kitchen tienen otro problema, y es que el ex número dos del Interior, se puede convertir en otro Bárcenas, un hombre que puede ser capaz de revelar todo lo que sabe de la administración de Mariano Rajoy, Jorge Fernández Díaz, Francisco Villarejo y “la Policía Patriótica,” lo que seguramente quita el sueño a muchos.

La diferencia es que, por ahora, el PP no ejerce el poder político en España, por tanto, se hace difícil volcar todo el poder del Gobierno de España, a favor de silenciar, intimidar y presionar a un solo hombre.

Como una vez dijo, Víctor Kiam, “la información es la mejor arma de un negociador.”

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