El 23 de mayo de 2014 fue una jornada trágica para la pequeña localidad de Isla Vista en la costa californiana. Un joven llamado Elliot Rodger, de 22 años de edad inició una matanza que se saldó con 6 víctimas mortales y 13 personas heridas. Desde su vehículo, Rodger fue disparando a los transeúntes hasta que chocó contra otro vehículo. Antes de que la policía llegara para detenerlo se suicidó disparándose en la cabeza. Era el final de este joven como asesino, pero a la vez era su comienzo como “santo patrón”. Evidentemente no fue santiguado por ninguna autoridad religiosa pero si por aquellos quienes se sintieron identificados con las motivaciones de Rodger para realizar dicha matanza.

En nada menos que un centenar de páginas, Rodger escribió un manuscrito titulado “Mi retorcido mundo”, el cual envió por correo electrónico a familiares y amigos después de haber cometido los tres primeros asesinatos en su apartamento compartido. En dicho texto Rodger relataba una autobiografía marcada por la frustración de no encontrar novia, por ser virgen y por el odio profundo hacia las mujeres. El texto pasó de ser manuscrito a ser el manifiesto de los llamados Incel.

¿Pero quiénes son los Incel?

Incel es un acrónimo anglosajón que significa Involuntary Celibate, celibato involuntario. Son una comunidad de hombres heterosexuales blancos quienes incapaces de tener relaciones sexuales o de encontrar pareja, culpan principalmente a las mujeres y a su emancipación como los elementos culpables de su fracaso. Con un carácter fuertemente machista, misógino, misántropo y en ocasiones racista, los Incel defienden la violencia contra las mujeres, a las que llaman Stacys, y contra los hombres sexualmente activos, a los que llaman Chads. Una comunidad unida por la autocompasión y el resentimiento, que además ha adoptado la creencia de que los hombres, en tanto miembros del género dominante y superior, se les ha de complacer obligatoriamente con el coito. Ven en la liberación de las mujeres y sus derechos la causa de su problemática situación.

Su historia es relativamente corta, aunque el término Incel ya lo vemos acuñado en 1993. No obstante, la intencionalidad que se hallaba detrás del nombre no guardaba relación en absoluta con su significado actual. El acrónimo fue ideado por una estudiante canadiense transgénero quien tenía la voluntad de crear una comunidad inclusiva para aquellos que se vieran privados del sexo por razones de marginación social o discriminación. Alana, la inventora del término ya expresó su disgusto por la degeneración de la palabra. De hecho, se comparó con el científico que descubrió la fisión nuclear y que luego vio como su proeza científica se usaba para fabricar bombas nucleares.

La comunidad Incel se une de una forma muy afín a los movimientos de la llamada Alt Right, la derecha alternativa, que no son otra cosa que la heterogeneidad de grupúsculos de extrema derecha con ideales marcados por el racismo, la xenofobia, el tradicionalismo, el anticomunismo, la islamofobia, la homofobia y el antisemitismo. Por supuesto existen también marcados componentes machistas y de antifeminismo, cuya máxima expresión la encontramos en los Incel. Al igual que sus afines de extrema derecha, se destaca una afición a las teorías conspirativas, en este caso una conspiración feminista que busca relegar al hombre de su presunto rol dominante. Común en todos estos grupos de la Alt Right también encontramos algunos clásicos de la conspiración como la confabulación judeomasónica —de allí el antisemitismo— y el marxismo cultural, el cual inspiró al terrorista neonazi Anders Breivik para cometer los atentados de 2011 en Oslo. Falsas teorías sobre falsos complots cuyo objetivo es el de crear una cortina de victimismo que justifique su odio misántropo.

Y es que a pesar de que los Incel adoran a terroristas como Elliot Rodger o Alek Minassian, quieren hacer creer que ellos son las víctimas de la ecuación. En lugar de superar sus traumas, se alimentan de su amargura y frustración, y lo convierten en un modo de vida. La cultura Incel representa en este sentido, un peligro para aquellos jóvenes vulnerables, inseguros y con baja autoestima. Pueden verse fácilmente arropados por esta secta, la cual con falsa compasión les dice que no hay opción ni salida posible. Que ellos son así y que su cometido es el odio hacia Stacys y Chads.

Dentro De La Subcultura Incel. El foro de los Incel

Se sabe que los llamados Incels están en todas partes, y aunque en su mayoría son hombres heterosexuales de raza blanca, sus nacionalidades son varias. Sin embargo, su lugar de reuniones no es un local físico, sino en la red. Funcionan como una secta cibernética.

Intentamos entrar en el que pensábamos era su cuartel general en la red, la web incels.me. Allí nos encontramos con el mensaje de un Incel anónimo, a modo de comunicado, que dice haber comprado el dominio web. Los motivos los expone en el mismo texto. La web incels.me ha sido suspendida y ese Incel decide comprar el enlace para denunciar la censura que él y su comunidad padecen por parte de autoridades, organizaciones y todo tipo de instituciones que se supone conspiran contra ellos. La victimización es una praxis constante entre los Incel, quienes a pesar de vivir en un mundo patriarcalmente desigual se consideran oprimidos por las reivindicaciones orientadas a la emancipación y conquista de derechos por parte de las mujeres. Tras verse frustrado el primer intento de adentrarnos en la comunidad Incel, observamos un segundo enlace (incels.co) y esta vez si damos con algo. La plana web principal no denota mucho trabajo en su diseño, más propio de una página del 2000 que del 2020. En el menú de arriba un blog (dónde solo escribe una persona llamada Alexander Ash de quien no sabemos nada más), una wiki (llamada Incel Inside y con un flagrante plagio del logotipo de la empresa de hardware Intel) y un glosario de páginas pornográficas. Pero lo realmente alarmante es el foro, el cual actúa como el órgano vital del sitio web. Más de 5 millones de aportaciones y más de 200.000 discusiones. Empezamos a entrar aleatoriamente en discusiones y a cada mensaje que leemos, observamos una misoginia ignominiosa que empeora por momentos. En un debate sobre sexo un usuario suelta con aires de presunto intelectual (o incelectual) que el 62% de las mujeres fantasea con ser violada. No adjunta ningún respaldo científico o bibliográfico que sustente este dato, pero como es de esperar nadie le pide contrastar la información. En la misma discusión otro usuario opina que las mujeres, a menos que sean violadas, tienen el control de lo que entra en su orificio. Lo dice en un tono discrepante, desacorde con que el género masculino no pueda controlar los orificios femeninos.

Más atónitos nos quedamos cuando encontramos otra discusión en que el tema es el sexo con menores. “Sinceramente yo saldría con una niña de 14/15 años. No me follaría a una de 9 años porque sí, son niñas. Pero con 14 tiene la edad suficiente en mi opinión” opina un usuario sin vergüenza alguna. Este es el espacio ideal para que pueda escribir dicha barbaridad. Sabe que muchos otros Incel piensan como él y que en este foro nadie le recriminará nada. Pero lo peor lo encontramos en un post cuyo título es “En vuestra opinión, ¿creéis que la violación debería ser legal?”. Uno de los Incels participantes responde: “si la zorra no está casada, entonces sí”.

El resultado es una copiosa cantidad de comentarios misóginos, a cada cual más deleznable. No nos es posible encontrar ningún usuario cuyo alias sea su nombre y apellido, y mucho menos un usuario con una foto suya como avatar. La norma parece ser discreción y anonimato. ¿Cobardía y pusilanimidad? Es muy posible, aunque ningún Incel reconocería eso. Lo fácil sería decir que lo hacen por miedo a persecución y censura de la imaginaria dictadura feminazi que se supone conspira contra ellos.

Celebridades Incels

Además del llamado “santo” de los incels Elliot Rodger y Alek Minassian —autor del atentado con vehículo en 2018 en Toronto, con 10 muertos y 15 heridos—, se conocen otros mártires como Brian Isaack Clyde, autor del tirotero ocurrido en Dallas hace poco más de un año, y Christopher Harper-Mercer, ejecutor de la matanza ocurrida en 2015 enRoseburg, Oregon, donde murieron 9 personas y otras 9 resultaron heridas. Todos ellos mostraron indicios de pertenecer a la comunidad Incel o por lo menos ser afín a sus ideales. Sin embargo existen Incels quienes a diferencia de sus correligionarios de los foros, si muestran su nombre y su rostro al mundo.

Es el caso de Daryush Valizade, más conocido en internet como Roosh V, un bloguero quien ha llegado a soltar sandeces como que las mujeres no deberían poder votar, o que si la violación fuese legal, las mujeres tendrían más cuidado de no ser violadas. En 2016, Roosh organizó una gira por 160 ciudades en más de 40 países organizando encuentros ultramachistas y ultramisónigos. En España, fueron Barcelona y Granada las ciudades escogidas para dichos encuentros. Sin embargo, ambas convocatorias fueron canceladas gracias a las recogidas de firmas organizadas a través de las redes sociales.

Cada vez son más las evidencias que prueban el componente terrorista que existe en estas comunidades Incel. Considerando la gran maquinaria que organizan los Estados para la lucha contra el terrorismo islamista, debería ser una prioridad dejar de considerar los actos de Rodger, Minassian, Isaack Clyde o Harper-Mercer como hechos aislados y empezar a llamarlos por lo que son: terrorismo misógino. Y aún así no bastaría para frenar estos actos, ni siquiera para prevenir el siguiente atentado que vaya a ocurrir. Como bien destaca la columnista del New York Times Jessica Valenti, la cultura patriarcalista sigue suponiendo un agravante del problema. El sexismo hacia las mujeres debe dejar de ser visto como algo normal o natural y empezar a catalogarse como una desviación. La versión más extremista de dicha desviación tiene un nombre. Se llama Incel.


Imagen de Linus Schütz

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