Para crear un emprendimiento hay que pasar por una serie de aprendizajes en diferentes campos para poder tener una empresa que sea viable, que sea perdurable y que signifique un beneficio para la persona o personas que la crean.

Para que haya un aprendizaje correcto, lo primero que hay que fomentar es una disciplina de trabajo con la que nos sintamos cómodos y nos permita trabajar eficazmente.

Este es uno de los puntos débiles de la ecuación del emprendimiento eficaz, pues cuesta mucho someterse a una disciplina, muchas veces influenciados por las redes sociales, otras por el entorno externo del emprendedor, como inversionistas, instituciones educativas, instituciones públicas, y otras veces, por el mercado, que es un devorador de emprendedores.

Para la elección de una disciplina adecuada, mi consejo es “la introspección”.

Tomarte unos 10 a 15 minutos y pensar en tus debilidades, fortalezas y comodidades, es parecido a la meditación. Desechar todo aquello que no necesitemos para focalizarnos en lo importante.

El método del papel en blanco

Sentaos relajadamente en una silla o un sofá (o donde os sintáis cómodos)

Coged un papel en blanco y ponerlo a unos 40 a 50 cm de vuestra cara y miradlo.

A continuación, y contando desde 100 hacia 0, contad 1 en cada respiración.

A medida que respiréis, vuestra mente se irá pareciendo a esa hoja en blanco y estaréis preparados para comenzar a escribir en la hoja todas aquellas debilidades, fortalezas y oportunidades que os prepararán para la adquisición de la disciplina suficiente para afrontar el proceso de crear y desarrollar un emprendimiento o un proyecto de negocio.

Una vez creada la base de la disciplina con este ejercicio, hay que alimentar el mecanismo que hemos creado.

Aconsejo realizar esta acción todos los días, al despertar o antes de ponerse a trabajar.

Lo que conseguiremos con esta acción es que estaremos enfocados y preparados ante cualquier evento que surja y no será un obstáculo para el correcto devenir de nuestro proyecto.

Ahora es cuando se complica la cosa.

Una vez creada la disciplina, hemos de crear el proceso de aprendizaje.

Ya conocemos nuestras debilidades y nuestras virtudes, ahora es la hora de fomentarlas y de conseguir desarrollar las herramientas que nos permitan ser lo que nuestra anterior meditación nos ha mostrado.

Cada emprendedor es un mundo y cada proyecto es totalmente distinto uno de otro, con lo que este proceso siempre es personalizado.

Alguien será fuerte en temas de marketing, otro será potente en temas de diseño de producto, otra será una artista en redes sociales, en fin, el campo es grande y hay que arar mucho, por eso mi consejo siempre es el de ponerse en manos de alguien que nos asista y marque el camino a seguir, un menor, asesor, coach; hay muchos nombres para llamar a estos profesionales.

En internet se pueden hallar miles de cursos, gratuitos y de pago, lo que hay que hacer es asesorarse y elegir el más adecuado para nosotros. Una vez hecho este trabajo, es cuando la disciplina que antes hemos creado tiene que dar sus frutos.

Como ejemplo de proceso os voy a dar un conjunto de pasos a seguir para que no sea una pelea que no podáis vencer:

1. Comienza por lo básico

Para comenzar elige cursos generales de emprendimiento para saber lo que significa emprender y crear proyectos de negocio. No vayas a cursos específicos ya que te perderás en el mar mientras navegas sin brújula. Con este método sabrás lo que necesitas y ganarás en eficacia y productividad.

2. Elige comodidad antes que economía

Sabemos que hay cursos gratuitos muy buenos, pero no todas las camisas se ajustan a todos los cuerpos. Muchas veces pasa que eliges cursos gratuitos pero no se ajustan a tus necesidades y los acabas dejando, con lo que retrasamos el proceso de creación de nuestro proyecto o empresa (recuerda en esto del emprendimiento el tiempo cuesta más que el dinero).

Lo primero que has de sentir con un curso es la comodidad de seguirlo y entenderlo, en caso contrario, se te hará muy cuesta arriba el camino.

3. El camino se hace andando

A medida de que tu proyecto y tus habilidades crezcan, el proceso de aprendizaje se irá automatizando, que nunca deteniendo, con lo que te será más fácil adaptarte a horarios, disciplinas y creación de procesos de trabajo.

No desesperes, el aprendizaje es una acción que no se debe de detener nunca, ya que es la base para que tu empresa sea viable, sustentable y perdure en el tiempo.

Hasta ahora hemos visto lo que una persona necesitaría para crear un emprendimiento o startup, pero se nos ha olvidado una parte que es, a mi entender, lo más importante dentro del proceso de creación de un proyecto de negocio: la labor de equipo.

Un proyecto triunfará a medida que su equipo de trabajo sea más eficaz y proactivo.

Las mayores empresas del mundo, aunque en muchas aparezca solamente una cara, están conformadas por un equipo de trabajo detrás del escenario, ese equipo es el que hace mover todas las cuerdas del proyecto.

Seamos realistas, nadie es Leonardo Da Vinci, nadie puede por si solo desarrollar todo el trabajo de creación, desarrollo y día a día de una empresa exitosa, sea del mercado que sea, sea de la tipología que sea.

Por ello, una vez creada la disciplina y el proceso de trabajo del proyecto, hay que crear el equipo de trabajo que lo hará posible.

Por eso hay que capacitar a todos los miembros del equipo y compartimentar el trabajo para que cada uno haga una parte del trabajo, que sumada a las otras partes, haga que todo el proceso se cumpla y que la productividad sea el caballo de batalla principal de nuestro emprendimiento.

A la hora de crear equipos de trabajo, una de las personas ha de ser la que lidere el proyecto.

Aunque los porcentajes de beneficio vayan por igual, esa persona será la indicada para llevar a cabo el proceso de trabajo y administrar las capacidades y conocimientos de cada integrante del equipo, capitaneará el equipo y se hará responsable del desarrollo del proyecto frente al equipo y el mundo exterior.

Para conseguir un buen equipo, hay que trabajar como en el deporte:

A) Primero debemos saber a qué jugamos

Si somos un emprendimiento artesanal o tecnológico, nuestro rubro de trabajo (gastronomía, tecnología, proceso alimenticio, ingeniería de software, desarrollo de apps…)...

Debemos conocer nuestra fuente de trabajo y a donde queremos llegar.

B) Compartimentar las labores

Creación de proceso de trabajo.

Ya conoces tus debilidades, ahora has de conocer las de tu equipo de trabajo, uno en uno, para fortalecerlas y montar las piezas de tu proyecto donde este cojea.

Desde fuera, tu emprendimiento ha de verse fuerte, sin fisuras y con proyección de futuro.

C) Hacer que se crean el proyecto

El equipo ha de creer en el proyecto.

Ha de estar motivado e identificado con el emprendimiento por igual en todos sus miembros. La labor principal del líder es que su equipo esté en continuo movimiento y capacitación, con los objetivos bien marcados y con un proceso bien definido.

Para este apartado, yo siempre aconsejo a los líderes que forman losequipos, que se fijen en los “All Blacks”, la selección de rugby de Nueva Zelanda. Es una selección en donde todos los miembros del equipo son tratados por igual, desde las estrellas hasta los jugadores de trabajo, todo el mundo hace las mismas labores de barrer los vestuarios después de un partido o entrenamiento, incluso en campo contrario, la honestidad y humildad son las bases de la filosofía “all black”.

Esta forma de trabajo se les inculca desde niños, con lo que se crea una disciplina de trabajo y un proceso que perdura en ellos años. De ahí radica su récord de partidos invictos, trabajan como bloque, cada uno sabe lo que tiene que hacer en el campo y no van por libre, lo que hace que los objetivos se cumplan y se pueda aspirar a mayores logros, tanto personales como del equipo.

Hasta ahora hemos conseguido una disciplina, un proceso y un equipo de trabajo que son las bases de un desarrollo de proyecto o emprendimiento. Pero eso amigos, es sólo una parte del camino.

Vamos a hablar a continuación de las herramientas necesarias para que el trabajo sea más llevadero y no nos perdamos en el camino.

Cabe destacar que el campo, en cuanto a herramientas, es grandísimo. En este artículo me voy a referir a las que yo utilizo normalmente y que me han resultado más satisfactorias.

En caso de que tengáis mas opciones y las queráis usar, sentíos libres de ello y compartidlas, ya que eso alimentará al ecosistema emprendedor y hará que éste sea más rico.

1. Herramientas de comunicación

Hoy en día la comunicación entre los integrantes del equipo y personas que orbitan alrededor de un proyecto de negocio o emprendimiento ha crecido a límites inimaginables; ya sea debido a circunstancias externas (aislamiento por COVID, globalización del mercado, aumento de ecosistema de emprendimiento), a circunstancias internas (mayor conocimiento, mejores capacitaciones, mejores herramientas técnicas).

Todo esto, sin un consejo profesional, puede suponer un retroceso ante el gran escaparte que tenemos delante. No por ello debemos de desalentarnos, es más, debemos de tomárnoslo como un reto personal, el encontrar las mejores herramientas para poder comunicarnos con facilidad y ser eficaces.

Como norma, cuando requiero usar mensajes cortos donde la velocidad de comunicación es primordial, suelo utilizar aplicaciones como Whatsapp y Telegram que permiten un intercambio de ideas y conocimiento instantáneo y directo.

Cuando he de comunicarme con más gente, equipos, con una mayor complejidad (como creación de canales de mensajes para compartimentar ideas), utilizo aplicaciones como SLACK y DISCORD.

Es cierto que hay muchas aplicaciones mas (ASANA, Whatssap Business, etc) pero las que más utilizo, por comodidad y conocimiento, son las que os acabo de presentar.

2. Herramientas de productividad

Como antes he comentado, en el desarrollo de proyectos de negocio o emprendimientos, el tiempo vale más que el dinero, con lo que cuanto más tiempo ahorremos, más efectivos y productivos seremos.

Para gestionar este tiempo, hay un sinfín de herramientas tecnológicas, pero hay una que sin duda utilizo por encima del resto, se llama TRELLO, yo la llamo “el muro de la vergüenza”, donde coloco, como si fuera un Post it en el frigorífico, las tareas realizadas y por realizar.

Me sirve de recordatorio permanente de lo que tengo que hacer, y como es público, al menos en mi casa, todos lo ven. Me da vergüenza cuando no hago una tarea a tiempo. Imaginad cuando este muro lo ve todo el equipo. Literalmente, la gente corre para cumplir con sus tareas.

Otra herramienta de productividad muy válida son los TASKER o TO DO´s.

Básicamente son grupos de herramientas donde aparecen todas las tareas que tienes que hacer al cabo del día. Básicamente son como agendas.

Lo bueno de este tipo de aplicaciones son las alarmas sonoras que indican que el tiempo de que dispones para realizar una tarea está llegando a su fin, con lo que te motiva a la hora de su cumplimiento.

Aparte de estas herramientas, disponemos de técnicas de gestión de tiempo como la técnica Pomodoro, que se utiliza para gestionar labores que duren 25 minutos con 5 minutos de descanso entre tareas.

Es una herramienta de focalización bien efectiva, ya que hace que el trabajador sea mas efectivo y se descanse entre tareas, ya que puede ser muy tedioso, por ejemplo, trabajar frente a una computadora pues cansa la vista y el prolongado uso de esta puede terminar haciendo que el usuario comience a divagar, con la consiguiente pérdida de tiempo y productividad.

Ahora ya sabes que para emprender hay que aprender, no solo abrir una empresa, sino crear un proyecto.

Durante mis años como coach de emprendimiento y alto impacto he visto multitud de emprendedores, con ideas de negocio maravillosas, la verdadera idea del millón.

Muchos han triunfado, pero muchos también han fallado. La razón del fallo normalmente siempre es la misma: la falta de disciplina, que hace que el proceso de trabajo no pueda tener una continuidad.

Todo esto desemboca en una cadena de fallos, que en el tiempo, desembocan en el fracaso del proyecto.

Por eso os digo, mis queridos emprendedores, que no decaiga vuestra convicción de que se puede emprender, ¡por supuesto que sí!, yo estoy emprendiendo desde hace 24 años y es una experiencia maravillosa.

Lo que hay que hacer es hacerlo bien, capacitándose para alcanzar el mayor conocimiento posible y desarrollar vuestros proyectos y emprendimientos haciéndolos viables, sostenibles y que perduren en el tiempo.

El objetivo final no es emprender para vivir sino vivir para emprender, crear un legado que perdure en el tiempo y que sea escalable.

El emprendimiento es como un niño recién nacido, hemos de alimentarlo, capacitarlo y desarrollarlo para que alcance todo su inmenso potencial.


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