Tanto si somos amantes de los idiomas como si no, prácticamente todos hemos pasado por el proceso de aprender una lengua extranjera. Sea por obligación —trabajo o formación— o por placer y curiosidad, aprender un idioma puede entusiasmarnos al principio y convertirse en una carga con el paso del tiempo. 

Aunque cuánto más alto sea nuestro nivel, más motivados deberíamos estar, porque podremos permitirnos tener conversaciones más completas e interesantes, quizá con el tiempo perdamos el interés. A continuación, veremos algunos métodos de aprendizaje mucho más divertidos y variados que el famoso Workbook

Intereses y aficiones

Aprovechar tus intereses para aprender un idioma es uno de los métodos más efectivos. Si eres lector habitual, puedes buscar un libro que te guste y se adecue a tu nivel. A partir de un nivel B2 opta por libros no adaptados, de modo que ese libro que tanto deseas leer lo puedes devorar en el idioma que aprendas y esto te dará un plus de motivación. Otra opción es releer un libro que te guste, esta vez en el idioma que quieras aprender, aunque aquí tu interés por aprender es vital, ya que al conocer la historia desaparece el factor intriga. Aun así, es interesante porque no pierdes el hilo y puedes centrarte en aprender vocabulario.

Los aficionados a ver películas y series tienen hoy en día infinidad de posibilidades. Con el auge de las plataformas de contenidos audiovisuales como Netflix, HBO, Disney Plus, etcétera, las posibilidades son infinitas. No solo disfrutaremos de series y películas en el idioma original, sino que también tenemos la posibilidad de activar o desactivar los subtítulos (en la lengua original o en la nuestra, según nos convenga). Igualmente, la mayoría de los televisores permiten cambiar el canal de audio y añadir subtítulos en los programas de las cadenas habituales, por lo que nos beneficiaremos de todos los programas extranjeros. 

Es cierto que este tipo de contenido puede presentar dificultades según la lengua que quieras aprender, ya que la mayoría de los contenidos están creados en inglés. Aun así, con una pequeña búsqueda en internet encontrarás programas o películas famosas en cualquier idioma. En este sentido, acceder a contenido de cadenas de otros países a través de internet también es una buena opción para acostumbrar el oído al idioma, sumergirse en la cultura e incluso estar al día de la actualidad. 

Por otra parte, si tu hobby es muy específico, hablar otro idioma te abrirá las puertas a muchos más recursos e información e incluso dará pie a conocer gente que lo comparta. Así pues, te invito a buscar blogs, cuentas de Instagram, canales de Youtube o plataformas donde te puedes informar y compartir información de tu afición preferida.

Si te interesa la actualidad y estar al día, tu solución para aprender idiomas son los podcasts y noticiarios. Encontrarás de temáticas muy variadas y duraciones distintas, lo que te permitirá escucharlos cuando mejor te vaya. Se pueden encontrar podcasts en Spotify así como en páginas web de emisoras de radio o en apps específicas de podcasts (Podcast Addict, RadioPublic, Stitcher, entre otras). Una ventaja de este tipo de contenido es que permite ser multitarea, es decir, podemos planchar, conducir o descansar en el sofá mientras nuestros oídos se acostumbran a un idioma extranjero. Dependiendo del nivel, la atención que habrá que dedicar a escuchar será mayor o menor, pero sí que se trata de un recurso bastante útil.

Si crees que tu nivel no es suficiente para ver las noticias en la lengua extranjera, intenta buscar programas de noticias infantiles en los que el vocabulario será más sencillo y las explicaciones más claras y con elementos gráficos. 

Escuchar música en el idioma que queremos aprender es un clásico. Según nuestro nivel podremos hacer ciertos ejercicios o simplemente disfrutar de la música. En niveles más bajos lo más adecuado es descargar la letra de internet y traducirla con ayuda de diccionarios y otros recursos en línea. Así conseguiremos entender la canción e incluso aprender la letra. En otras ocasiones se puede enfocar hacia la memorización de la letra para cantarla o hacer el típico ejercicio de rellenar los huecos para afinar los oídos con la palabra que falta. En cuanto a los usuarios más avanzados, están capacitados para intentar entender la letra directamente a través de la escucha y aprenderse la canción. 

A las personas creativas les puede parecer entretenido hacerse apuntes bonitos de la lengua que estudian. En Pinterest hay muchísima inspiración y trucos para elaborar hojas de apuntes que llaman la atención rápidamente. Esta técnica es ideal porque permite resaltar los aspectos que el estudiante considera más relevantes de un tema y organizar los apuntes de la forma que mejor le vaya. 

Trabaja la expresión

Prácticamente todo lo que hemos visto hasta ahora refuerza nuestra comprensión del idioma, ya que es input que recibimos y procesamos. Sin embargo, la clave para aprender una lengua extranjera es la producción, lo que en inglés se llama output. Gracias a la producción o expresión, ponemos en práctica los conocimientos que tenemos de una lengua y eso nos permite desarrollar la sintaxis y trabajar el léxico. Cuando producimos podemos equivocarnos, y el error es una buena oportunidad de memorizar y aprender.

Para los autodidactas, la producción es la parte más difícil de practicar, ya que la posibilidad de recibir feedback —comentarios negativos o positivos— es más limitada. Aun así, internet y las redes sociales nos proporcionan herramientas muy útiles en este sentido. Además de las típicas aplicaciones para aprender vocabulario (Duolingo, Babbel, Memrise…), tenemos al alcance aplicaciones de móvil para charlar con nativos de esa lengua. Algunos ejemplos son las aplicaciones Tandem Partner y Hello Talk, que sirven para hablar con otras personas e incorporan funcionalidades para que los nativos corrijan los errores si así se acuerda. También posibilitan enviar mensajes de voz para practicar la pronunciación y la dicción y ayudan a perder el miedo a usar la lengua. 

Si, por el motivo que sea, tienes amigos que hablan la lengua que intentas aprender, lo tienes tan fácil como hacer una videollamada con ellos. No te preocupes si no hablas el idioma perfectamente, ¡si nunca lo usas, nunca vas a aprender!

En caso de tener la oportunidad, también es muy fructuoso unirse a programas internacionales como Erasmus, intercambios, campos de trabajo de voluntariado o incluso tener una experiencia al extranjero en formato au pair, colonias, estancia con una familia, Workaway o programas similares (también los hay para adultos y familias enteras).

Evidentemente, viajar supone una inmersión prácticamente total en la lengua del país de destino, por lo que es una manera de aprender, tanto las áreas de comprensión como de producción. El formato y el tipo de viaje, así como el acompañamiento, requerirán un uso mayor o menor de la lengua en el destino, pero sea como sea supondrán una recogida de input importante, especialmente si el aprendiz está dispuesto a ello. Porque no nos engañemos, el español es una de las lenguas más habladas en el mundo y si lo usamos para comunicarnos, difícilmente aprenderemos la lengua deseada. 

Para mejorar la pronunciación es muy eficaz leer cada día unas páginas en voz alta; aunque nadie te corrija, sentirás que mejoras la dicción y que poco a poco te trabas menos y lees más rápido. Si dudas sobre cómo pronunciar alguna palabra, puedes consultarlo en diccionarios online que incorporen esta información. 

Por otra parte, es interesante practicar el output de forma escrita. Una buena opción es escribir un diario personal en el idioma que tratamos de aprender, así como aprovechar los pequeños apuntes que tomamos en el día a día para emplear la lengua extranjera: la lista de la compra, las tareas de nuestra agenda, las notas del móvil… Aunque al principio parezca difícil —ya que necesitaremos un diccionario—, veremos que pronto memorizamos esas palabras y las incorporamos a nuestro vocabulario. 

Si no te apetece escribir textos largos, puedes usar Twitter para expresarte en otro idioma. Los usuarios de esta red encuentran opiniones de gente de todo el mundo a través de los hashtags, de modo que practican idiomas con textos informales y subjetivos.

Además, disponemos de aplicaciones de corrección en línea, como Language Tool (en muchas lenguas) o Grammarly (de momento solo para inglés), así como el corrector ortográfico de nuestro smartphone. 

Respecto a los cursos de idiomas, si tienes la oportunidad de tomar parte en alguno, aprovecha para expresarte. Si te equivocas, recibirás feedback del profesor y aprenderás que eso es incorrecto y que hay otra forma de expresarlo. Pero es importante hablar y escribir sin miedo porque, a diferencia de los autodidactas, cuentas con la ayuda de un profesor.

Pequeños tips para el día a día

Dejando a un lado los métodos más comunes de aprendizaje de lenguas, hay algunos trucos o pequeños gestos que pueden ayudarte a aprender más rápido.

Uno de mis favoritos para memorizar vocabulario es usar pósits o etiquetas en casa, especialmente para objetos o mobiliario. Para lenguas con género gramatical (especialmente si distinguen también el género neutro) es muy eficaz para recordarlo, ya que vemos cada día la nota de forma inconsciente con el sustantivo y su artículo. Puede parecer un truco solo útil para principiantes, pero si pensamos un poco nos daremos cuenta de la cantidad de objetos de casa que no conocemos en el idioma que estudiamos. Por ejemplo, el zócalo, la tapa de las ollas y sartenes, el tirador de los cajones, la escobilla del baño, etcétera.

Aunque la idea de este tip es poner la pegatina o el pósit en el propio objeto, este truco también sirve para memorizar otro vocabulario, ya sean verbos, adjetivos, adverbios... Bastaría con colocar el papel en algún sitio de visión habitual con la palabra en español y su traducción, de modo que cada vez que abramos el armario para cambiarnos viéramos dos o tres palabras. Gracias a la repetición, pronto las incorporaremos a nuestro vocabulario y podremos cambiar la etiqueta por palabras nuevas. 

Otra alternativa de aprendizaje inconsciente es configurar el móvil en el idioma extranjero. Esto se puede aplicar a otros dispositivos como la televisión, el ordenador o la tableta. Mediante esta técnica emplearemos el idioma en nuestro día a día e incorporaremos palabras y expresiones sin darnos cuenta. Eso sí, es recomendable conocer un poco el funcionamiento del dispositivo —o de la lengua en cuestión— antes de cambiarlo para evitar desconfigurar erróneamente. 

Si eres de los más aplicados y te sientas frecuentemente a estudiar, puedes elaborar flashcards o, lo que es lo mismo, las famosas tarjetas de vocabulario que se hacen con cartulinas y en las cuales se pone el término en tu lengua materna en una cara y en la lengua que deseas aprender en la otra. Parece una técnica infantil, pero te obliga a pensar antes de ver la solución, por lo que trabajas mejor cada una de las palabras. Además, si haces tarjetas pequeñas que ocupen poco espacio las puedes llevar encima y practicar mientras esperas el tren o en la sala de espera del médico. Este ejercicio tiene la ventaja de poderse adaptar a cualquier nivel, ya que solo tienes que usar palabras más o menos específicas. Asimismo, puede aplicarse al aprendizaje de verbos irregulares, de comparativos y superlativos, con definiciones, etcétera.

Algo parecido es lo que nos proporciona el diccionario online Pons, mediante el cual se pueden crear de manera sencilla pequeños ejercicios de vocabulario personalizado, es decir, con el vocabulario que nosotros escogemos. Solo hay que darse de alta de forma gratuita, seleccionar las palabras que queremos aprender en el diccionario y Pons nos crea unos cuantos ejercicios de memorización del significado.  

Para terminar, otra técnica interesante, pero solo apta para los más aplicados y disciplinados, es aprender una palabra al día. Si se practica un mes entero de forma constante, el resultado será de 30-31 palabras nuevas aprendidas. Eso sí, hay que trabajar un poco la palabra, es decir, buscar su definición y ejemplos de uso y anotarla. Cada día se suma una palabra nueva a la lista y se repasan las anteriores, para conseguir una importante cantidad de vocabulario nuevo con una dedicación de unos 10-15 minutos al día. Las listas pueden incluir palabras de una misma temática o recopilar vocablos que encuentres durante el día, bien en el periódico, en la radio, en una canción, en un anuncio o en los ingredientes de tus cereales del desayuno.

En conclusión, la variedad de métodos, técnicas y trucos para aprender un idioma es infinita. Gracias a Internet disponemos de herramientas que nos conectan con personas de la otra punta del mundo y podemos recurrir a muchísimos recursos de aprendizaje de lenguas extranjeras. No obstante, es nuestra actitud por aprender lo que determinará nuestro éxito. Tenemos que ser conscientes de que del error se aprende, así que no deberíamos tener miedo de lanzarnos, de producir y de equivocarnos. La constancia es una de las aptitudes más necesarias para aprender un idioma, pero la fuerza de voluntad también. Si realmente quieres aprender, encontrarás el método que más se adapte a tu nivel, a tu personalidad y a tu objetivo.


Imagen de Tessa Kavanagh

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