En pleno siglo XXI aún seguimos inmersos en una disgregación social a causa de la raza, el credo o la nacionalidad de las personas. Mucho se ha hablado de este tema y se ha convertido en una especie de 'sello de identidad' inherente a la personalidad de nuestro ser. Se nos enseña a que todos nos hemos de situar en un bando y a partir de ahí defenderlo y, criticar lo potencialmente opuesto.

Puede parecer que somos una civilización avanzada y que con el paso de los siglos nos hemos convertido en el único ser vivo racional que existe sobre la Tierra; con total libertad de pensamiento y un cerebro privilegiado a diferencia de los animales 'naturales'.

Sin embargo y en la mayoría de casos de manera totalmente involuntaria (o eso pensamos) tratamos de imponer nuestros pensamientos sobre la mayoría de temas que componen el caminar de nuestro día a día; bien sea a nuestros familiares, amigos, compañeros de trabajos o incluso a perfectos desconocidos con los que nos cruzamos por simple azar en la calle, la cola del supermercado o un parque. Y digo de manera totalmente involuntaria porque al final llegamos a creernos que todas esas ideas que nos han sido de alguna manera 'impuestas' son realmente nuestros pensamientos propios sobre este o aquel otro tema.

El comienzo de las clases

Desde que la civilización se puede definir como tal, perdimos gran parte de nuestra naturaleza animal y se fue contaminando con ideas más egoístas y el deseo de ser superiores a los demás a toda costa, pasando por encima de nuestras creencias naturales y principios personales. Hoy en día nadie cuestiona que sea así porque está tan instaurado en la sociedad, que damos por hecho que es la auténtica realidad y naturaleza del ser humano, aquel ser humano que no aspiraba a tener más riquezas que su prójimo sino que simplemente se dedicaba a sobrevivir a sus depredadores y se contentaba con poder comer un par de veces a la semana gracias únicamente a su destreza a la hora de conseguir esa comida.

Mucha gente dirá que de eso hace muchos años y que el avance de nuestra sociedad a todos los niveles trae consigo muchos cambios. No hay más que ver el paso de vivir en cuevas a las maravillas de la arquitectura moderna, pasando por las grandes aportaciones a la misma de las diferentes culturas a lo largo de la historia o por ejemplo echar la vista atrás a todos los descubrimientos y mejoras principalmente en temas de industrialización. Es evidente que el ser humano ha evolucionado en su raciocinio y con ello ha conseguido inventar muchas cosas que nos han facilitado la vida cotidiana y además el poder alargar la esperanza de vida muy por encima de la existente en la edad media (30 años) e incluso la que podíamos encontrar hace apenas un siglo con unos 15-20 años menos que la existente hoy en día.

Todo esto es indiscutible como también lo es el hecho de que el progreso económico y social no debería de estar reñido con el respeto hacia los demás; y también el respeto propio al olvidar que nadie es más que nadie por tener más, tener menos o las situaciones personales que nos han tocado vivir y que en muchos de los casos escapan a nuestra voluntad.

Siempre queremos considerarnos mejores que nuestros vecinos y muchas veces en lugar de preocuparnos por realmente serlos, invertimos más esfuerzo en intentar demostrar que ellos son peores que nosotros; es una lucha tan antigua como las propias clases sociales. Y debido a este afán de superioridad vemos con buenos ojos a los que sí están colocados por delante de nosotros en esa imaginaria carrera hacia el éxito a ojos de los demás.

Clases sociales

Según la RAE, la definición de clasismo es: 'Actitud o tendencia de quien defiende las diferencias de clase y la discriminación por ese motivo.'

De esta definición y trayéndola al tema que aquí nos ocupa, podríamos extraer que un motivo más para nuestra discriminación hacia el prójimo es o sería que se encuentre por debajo de nuestro nivel social. Y aquí tenemos un claro punto de inflexión, porque si suponemos que pertenecemos a una clase llamada 'media', en la cual está englobada la gran mayoría de la población porque así nos lo hacen creer y digo que nos hacen creer eso porque según la clasificación establecida nos encontraríamos con 3 tipos de clases sociales:

La clase alta que estaría compuesta por las personas más poderosas y con un estatus social y económico muy elevado en comparación al resto. Además tendrían una mayor influencia en la sociedad.

  • La clase media englobaría a todos aquellos que no están comprendidos en la clase alta o la clase baja, incluyendo a los que confían no pertenecer a la clase baja. Puede parecer una definición un tanto ambigua pero en realidad no es otra cosa que una clasificación donde englobar a quien no se encuentra dentro de ninguna de las otras categorías.
  • La clase baja incluye a la gente con menos recursos económicos aún siendo gente trabajadora. Muchas veces se ha definido esta categoría como la de los pobres aunque realmente tengan medios para subsistir decentemente.

La clase media

Del apartado anterior nos centraremos en la confusa clase media; una categoría en la que todo el que pertenece a la clase baja desearía considerarse que en realidad pertenece y el que se auto supone clase alta evita caer hacia la clase media y la consiguiente pérdida de prestigio que ello conlleva. Es por eso que a diferencia de la alta o la baja, que son así tal cual - alta y baja -, en la clase media podemos encontrar aún otras tres etiquetas diferenciales como serían la clase media alta, clase media y clase media baja en consonancia con su estilo de vida.

Dentro de todas estas etiquetas sociales impuestas por nuestra sociedad desde tiempos remotos y vigente en la actualidad, cada individuo vive inmerso en su particular carrera de subsistencia dentro del statu quo y apariencia hacia los demás. Carrera en la que a menudo nos olvidamos de realmente vivir según nuestros principios y con respeto hacia los demás, estén o no en consonancia con nuestras ideas.

Discriminación o clasismo

Asimismo la gente trata a una persona que padece alcoholismo como 'alguien a quien le gusta beber' si se trata de una persona que goza de una posición acomodada y se pueden escuchar frases como 'mira aquel borracho' cuando se trata de alguien con menos recursos económicos; cuando si realmente analizamos el trasfondo en si podremos comprobar que se trata de dos personas con problemas con la bebida y que se encuentran en la misma situación pero con la única diferencia de la mirada de quien los observa.

Podemos encontrarnos de la misma manera, con gente que llega a un lugar extranjero a intentar ganarse la vida porque en su país de origen la situación es realmente complicada y en ocasiones lo hacen empeñando sus propias vidas ya que supone un gasto económico con el que tendrán que cargar durante varios años. Eso sin contar con los que arriesgan su vida en un viaje clandestino que les promete llegar al paraíso cuando en realidad se acaban encontrando en un país, eso sí más desarrollado al suyo pero en el que se encontrarán todos los problemas del mundo y escasas oportunidades.

Es habitual que la gente vea un inmigrante por la calle y lo trate con desprecio o piense que 'han venido aquí a hacer el mismo trabajo que nosotros por la mitad de dinero' ¿quién no ha escuchado eso alguna vez? Sin embargo, si tomamos como ejemplo algún profesional destacado o famoso, el discurso varía bastante y todos los comentarios despectivos usados para referirse hacia personas de la misma nacionalidad o raza de aquel obrero inmigrante se convierten en elogios únicamente porque vive en una casa que la mayoría no se puede permitir o porque ingresa millones de € anuales.

Este doble rasero evidencia bastante que todas esas ideas discriminatorias hacia una persona, bien sea por su sexo, raza, religión o cualquier otro trazo característico de la misma, no deja de ser una excusa que nos ponemos a nosotros mismos para marcar unas diferencias que como seres vivos no son propias de nuestra naturaleza.

¿Evolución?

Resulta cuando menos curioso, que pese a las revueltas, batallas y muertes habidas a lo largo de la historia por estos motivos, aún hoy en día no se haya avanzado en estos temas y haya gente enfrentada unos con otros por tal estupidez. Gente que, ni conoce ni se ha molestado en conocer cual es la personalidad, procedencia, situación o problemas de la otra persona; sino que simplemente por encajar o no en unos estándares que nos han sido inculcados, y todo lo que sea ostensible de estar fuera de esos estándares ya ha de ser despreciado y condenado.

Todos aquellos que apelan a la evolución de la humanidad para intentar justificar esta pérdida de valores y de educación hacia los demás, realmente se deberían plantear si en efecto es fruto de la evolución o en cambio esa evolución intelectual y tecnológica, que por otra parte nos ha aportado tantos beneficios y comodidades, es en parte responsable del cambio de naturaleza y mentalidad del ser humano enfocándolo hacia la codicia y la envidia.

Añadir Comentario