La criogenización es una técnica que consiste en la congelación de cadáveres en nitrógeno líquido hasta que la ciencia haya avanzado tanto como para devolverles la vida.

Aunque esta conservación en frío de cuerpos humanos se lleva a cabo desde hace tiempo, no está exenta de polémica y debate científico, legal y ético.

Conservar en frío

Cada vez se investiga con más asiduidad sobre terapias con el objetivo de retrasar el reloj biológico del ser humano. Sin embargo, algunas de estas van más allá y apuestan directamente por la inmortalidad, como la criogenización.

La criogenización o crioconservación es un proceso científico que consiste en un conjunto de técnicas utilizadas para enfriar materiales y organismos habitualmente con nitrógeno o helio líquido en su punto de temperatura más baja (-150 Cº aproximadamente).

La conservación en frío se ha puesto en práctica desde la antigüedad. Primero fueron los alimentos, y ya en épocas más recientes el proceso se ha llevado a cabo, a través de la ciencia, con células, óvulos, esperma, tejido, embriones, o incluso órganos.

El desafío de la criogenización consiste en llevarlo a cabo con cuerpos enteros, pero además, con el fin de su reanimación en el futuro, cuando la biomedicina avance en este sentido.

Aunque hoy día se realiza crioconservación de seres humanos, algo más habitual de lo que imaginamos, la criónica como ciencia la fundamenta en 1962 el investigador Robert Ettinger, profesor de física en la Universidad de Michigan, en un libro titulado The Prospect of Inmortality. En él plantea que los primeros estadios de la muerte clínica pueden ser reversibles en el futuro, y por tanto volver a la vida, una vez que las tecnologías médicas hayan avanzado, si se somete a las personas rápidamente a un proceso de congelación.

Aunque hay un intento frustrado anterior, la teoría de Ettinger se llevó a la práctica por primera vez en Estados Unidos en 1967 cuando al doctor James Bedford se le preservó tras su muerte. El mismo Ettinger al fallecer en 2011 fue criogenizado, en el instituto que fundó, Cryonics, junto a su madre y sus dos esposas.

Tras unos comienzos con algunas vicisitudes, lo cierto es que la criogenización siguió adelante y prosperaron otros institutos donde se lleva a cabo esta práctica mejorada.

Actualmente, aunque el número no se sabe con certeza, parece que puede haber unas trescientas personas criopreservadas (y unos cuantos animales domésticos) en varios de estos centros ubicados no sólo de Estados Unidos (el país que más tiene) sino también en Portugal, Rusia, España, etc. También se dice que hay varios cientos de pacientes vivos, que se encuentran en estado terminal, esperando para ser criogenizados.

El proceso completo (cuerpo entero) de criogenización es ofrecido por estas instalaciones con un coste aproximado de entre 100.000-200.000 euros. Si es sólo el cerebro, ronda los 50.000-70.000 euros.

Proceso de criogenización

Este proceso debe empezar nada más declararse la muerte del paciente por un médico, es decir, cuando su corazón ha dejado de latir, aunque su muerte no tiene por qué ser cerebral.

La importancia de esta rapidez se debe a que con ello se pretende detener la muerte de las células cerebrales por falta de oxígeno. Para ello, se conecta el cuerpo a un soporte cardiopulmonar. Previamente, se ha administrado al cuerpo una serie de anticoagulantes, sedantes y reductores del metabolismo. Mientras tanto, se va reduciendo la temperatura del cuerpo a -10° C.

Posteriormente se procede a retirar toda la sangre del cuerpo del paciente, reemplazándola por un fluido crioprotector llamado glicerol (vitrificación), el cual evitará la posible formación de cristales de hielo, muy dañinos para el sistema circulatorio y los órganos.

Así, el cuerpo es enfriado lentamente antes de ser sumergido, de cabeza, en la cámara criogénica, que está completamente a oscuras y llena de nitrógeno líquido a una temperatura de -196° C. para ser criopreservado.

Una vez concluido el proceso, aparte de rellenar el tanque de vez en cuando, no se necesita mucha más intervención.

Cuando un paciente accede a la criogenización puede ser optar por dos alternativas, el cuerpo entero o sólo el cerebro (masa cerebral o la cabeza completa). Esta segunda opción es llamada neuro preservación, con el objetivo de poder trasplantarla a un cuerpo nuevo y sano en un futuro.

La neuro preservación se fundamenta en la creencia de que en el cerebro es donde reside la memoria, las vivencias y la identidad humana, por tanto, cuando la tecnología futura sea capaz de revertir un cerebro criogenizado también será capaz de 'crear' un nuevo cuerpo alrededor del cerebro reparado, bien mediante clonación, bien regenerando los tejidos originales.

Otra opción 'futurible' del cerebro criogenizado sería la de convertir estos en auténticas "inteligencias artificiales", como sugiere por ejemplo el 'Proyecto Avatar', financiado por el millonario ruso Dimitry Itskov. Este consiste en lograr una vida eterna digital para el cerebro que tendría forma de un haz de luz similar a un holograma.

La mayoría de la comunidad científica se muestra escéptica con la criogenización de cuerpos humanos, por tanto, aún no tiene aprobación médica. Sin embargo, entre los crionicistas hay una elevada representación de científicos.

Algunos de estos científicos creen con seguridad que la medicina, dentro de un tiempo indeterminado, será capaz de regenerar y reparar, mediante nanotecnología molecular, bioingeniería, etc, órganos y tejidos dañados, por lo que la enfermedad y el envejecimiento podrán ser reversibles.

Además, puesto que actualmente con la vitrificación se recuperan de forma óptima células, tejidos, vasos sanguíneos, pequeños animales completos y algún órgano de pequeños mamíferos criopreservados, no suena descabellado, dicen, que esto también se pueda hacer con cuerpos humanos enteros.

Cuestiones legales y éticas

La criogenización también tiene pendiente abordar aspectos legales, como la puesta en marcha de una legislación propia, ya que hoy día está desprovista de regulación alguna, más allá de los acuerdos firmados entre paciente e instituto de criogenización.

Se han encontrado 'lagunas legales' en temas como la custodia del cuerpo. Por ejemplo, como no se concretan plazos, qué sucedería si durante esa custodia la empresa se declarase en quiebra. O qué ocurriría con el cadáver si la medicina es incapaz de conseguir esos avances.

Estos contratos también tienen cláusulas un tanto dudosas legalmente como la de que estas empresas no puedan ser demandadas por daños morales en el que caso de que el 'despertado' no se adaptara a la vida del futuro.

Otra duda legal es la de en qué situación de identidad estaría esa persona criogenizada al ser revivida puesto que oficialmente, a día de hoy, sería dado por muerto (con certificado médico incluido), por lo que su nombre, apellidos y nacionalidad no serían válidos. El legislador futuro tendrá que debatir si debería disfrutar de una nueva personalidad jurídica en su segundo ciclo vital.

Además, la falta de un estatus jurídico implicaría su imposibilidad de recuperar ningún bien o derecho que ostentase antes de fallecer.

La criogenización tampoco está exenta de problemas éticos, filosóficos y teológicos.

La primera cuestión que se plantea es precisamente la de saber qué es exactamente la muerte si esta no ocurre en el momento en que se para el corazón.

Otra pregunta que se suscita está en torno a saber si cuando alguien es criogenizado está siendo enterrado o 'guardado' en coma hasta que la medicina avance.

La mayoría de las religiones, por su parte, consideran que resucitar a los muertos sólo puede hacerlo Dios, por tanto, el dilema sería que quienes serían estos si se les pudiese despertar en el futuro sin su alma, una vez muertos clínicamente, se hubiese ido de sus cuerpos.

Pero seguramente el dilema más inquietante que se plantea es el del qué será de la persona criogenizada que pueda ser reanimada después de un siglo o más para vivir en un mundo que ya le sería completamente desconocido, que quizás ya no le queden familiares o que simplemente no le guste lo que ve.

Sin embargo, no cabe duda, que esta reanimación se vislumbra aún muy lejana por todos. Pero quién sabe si...


Imagen de h heyerlein

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