Hay personas que a lo largo de su vida pueden haberse sentido incomprendidas, o haber pensado que son demasiado expresivas o emocionales, incluso pueden llegar a ser consideradas por sus conocidos (o por ellas mismas) como auténticos “bichos raros”. Se trata de esas personas que en todo ámbito en que intentan desenvolverse quizá deban escuchar frases como “eres demasiado sensible”, “lloras demasiado”, “no deberías ser así”. Si te sientes identificado/a con esta descripción, es posible que pertenezcas a ese porcentaje de la población que posee el rasgo de personalidad altamente sensible.

Una persona altamente sensible experimenta el mundo de manera diferente a los demás debido a que procesa la información de manera más profunda. Esto significa que estas personas tienden a ser creativas, empáticas y pueden percibir con facilidad las sutilezas en el entorno que las rodea. Pero tanta capacidad de procesamiento de la información también las hace más propensas al estrés y la sobreestimulación.

Se estima que entre el 12% y el 20% de la población mundial presenta este rasgo. Aunque mayoritariamente ha sido relacionado con personas introvertidas y tímidas, un importante porcentaje de las PAS son en realidad extrovertidas.

El concepto de Persona Altamente Sensible (PAS) aún está siendo estudiado y en constante desarrollo. El término fue acuñado por primera vez en 1991 por la psicóloga estadounidense Elaine Aron, en sus estudios donde se refería a la “Sensibilidad de Proceso Sensorial”; seis años después publicó su libro “El don de la sensibilidad”, el cual le dio notoriedad en el mundo. Según la definición de Aron, la persona altamente sensible tiene un mayor nivel de percepción neuro-sensorial y cognitiva, por lo que se abruma más fácilmente cuando se encuentra en un entorno altamente estimulante. Sienten las emociones con mucha intensidad y debido a su naturaleza reflexiva pueden analizar temas de una manera muy profunda.

Pero claramente esta sensibilidad sensorial también tiene sus aspectos negativos: a veces pueden sentirse agobiados o exhaustos frente a ciertas situaciones como, por ejemplo, encontrarse rodeados de gente o en lugares ruidosos.

Otro aspecto negativo es que si durante la niñez y/o adolescencia el individuo no experimenta un correcto aprendizaje o gestión de sus emociones, (dependiendo de la personalidad) puede derivar en problemas como baja autoestima, inhibición, trastornos como la ansiedad o incluso depresión.

Sentir como sienten estas personas no es sinónimo de debilidad, ni de que algo dentro de ellas está mal. Poseen grandes cualidades que, si las saben aprovechar, pueden ayudar a mejorar su vida y la de los que los rodean. Sin embargo, la falta de autoconocimiento puede llevar a que se sientan avergonzadas de sentir en la manera en que lo hacen.

Características

Generalmente, estas personas son muy sensibles a (en mayor o menor grado) ruidos, olores, sensaciones corporales, cambios de temperatura, al contacto físico y a todo lo que los rodea.

El ambiente les puede afectar en el aspecto físico, emocional y social. Es muy común que su estado de ánimo se vea influenciado por el de las personas de su entorno ya que son muy sensibles a los cambios de humor de los demás, pero esto les hace sentir mucha empatía hacia el sufrimiento ajeno llegando al punto de sentirlo intensamente como si fuera su propio malestar.

Los cuatro pilares de la alta sensibilidad

Los pilares de la AS que describe Elaine Aron son las características base que sirven para definir al rasgo; para que una persona sea considerada PAS debe cumplir con estos cuatro pilares, sin que falte uno solo:

1) Profundidad en la manera de procesar la información recibida

La persona recibe mayor cantidad de información a través de sus sentidos y la procesa de forma más compleja que las personas que no tienen este rasgo de personalidad. Esta información incluye tanto estímulos externos como los propios pensamientos y emociones. La persona tiende a “rumiar” constantemente (dar vueltas mentalmente sobre un mismo tema, a veces de forma obsesiva).

2) Sobreestimulación

Como consecuencia del profundo trabajo realizado a nivel neuro-sensorial y de la reflexión constante sobre las propias experiencias, quien es altamente sensible llega más fácil y rápidamente a estados de sobreestimulación. Esto puede ser vivido por la persona como una sensación de agobio.

3) Fuerte emocionalidad y empatía

Estudios científicos han demostrado que las regiones cerebrales relacionadas con las emociones presentan una mayor actividad respecto a la media. Por esto es que experimentan sus emociones más intensamente, tanto las positivas como las negativas.

4) Sensibilidad para detectar matices y sutilezas

Su intensa percepción sensorial les permite captar una amplia gama de detalles notando aspectos que quizá a otras personas se les pasa por alto.

En el caso de que no se cumpla con alguno de estos puntos, los cuales están muy relacionados entre sí, no se trata de una PAS, sino de un individuo con un grado menor de sensibilidad. A veces se confunden los síntomas de este diagnóstico con algún trastorno, pero no es lo mismo. Se trata de un rasgo de personalidad, no de un problema psicológico, cuya causa se cree está en la genética más que en las condiciones del entorno familiar, crianza o experiencias negativas de la vida.

Controversia

Como se mencionó anteriormente, este campo de la psicología es nuevo y está en constante estudio, por lo que tiene sus detractores. Algunos expertos afirman que no se tienen las pruebas científicas necesarias para avalar estos descubrimientos y que estas características simplemente son síntomas de una susceptibilidad al medio causada por algún problema emocional o trauma.

Lo cierto es que cada vez son más las personas (hombres y mujeres por igual) que se sienten identificados con este rasgo de personalidad y encuentran apoyo en los grupos creados para tal fin.

Los psicólogos que creen en este concepto y los mismos pacientes PAS, aseguran que ser conscientes de su naturaleza sensible y, sobre todo, mediante la aceptación de la misma, pueden llegar a mejorar su calidad de vida y sus relaciones familiares, laborales, de amistad, pareja, etc.

El problema (¿o alivio?) del confinamiento

Enfrentarse al mundo no es nada sencillo para una PAS. El entorno laboral muchas veces es un ambiente muy competitivo y altamente estresante. La vida moderna nos ha convertido en personas consumistas y egoístas y muchas veces se tilda de “débil” o “inmaduro” a aquél que demuestra sus emociones o que las expresa mediante el llanto, sobre todo en el caso de los hombres que presentan sensibilidad de percepción. A veces a éstos les resulta aún más difícil adaptarse socialmente que a las mujeres, ya que en nuestra sociedad, gracias a creencias que aún hoy continúan, la sensibilidad se relaciona con lo femenino, como una demostración de “debilidad”.

En este contexto desfavorable para la rutina diaria que debe enfrentar cada PAS surge actualmente la amenaza de la pandemia global, obligándonos a encerrarnos en nuestras casas y a “no salir”. Se flexibiliza el empleo presencial y se promueve la modalidad de trabajo remoto, y todo esto resulta en un respiro para este porcentaje de la población que, de repente, se ve libre de las presiones cotidianas y del estrés que, para muchos, implica el simple hecho de salir de casa.

Una pausa aliviadora para poder cargar energías. Por supuesto, este alivio es sólo temporal; pronto surgen los miedos y la angustia ante la incertidumbre, que nos afecta emocionalmente a todos por igual.

Encontrar el equilibrio

Si se tienen sospechas de ser PAS y se siente muy identificado/a con algunas o todas las descripciones, existen varios tests online que dan un resultado aproximado del nivel de sensibilidad que podríamos tener, basándose en el puntaje asignado a una serie de preguntas. Por lo general, el encuestado se considera Altamente Sensible si este test da como resultado más de 70 puntos. Una puntuación menor puede indicar que es una persona sensible, mas no altamente sensible.

Frecuentemente, la alta sensibilidad y la profunda atención a los detalles provoca que las personas se vuelvan intolerantes y tiendan a evitar situaciones que les desagradan. Los problemas con las personas con las que se relacionan surgen cuando no pueden soportar engaños, mentiras, etc., o pequeñas actitudes que las PAS interpreten como contradictorias o decepcionantes. Entonces es cuando “se toman todo a la tremenda”.

Si se ha llegado al punto en que no puede solucionar por sí mismo los problemas surgidos a raíz de este rasgo, no hay que dudar en pedir ayuda profesional. Un especialista analizará cada caso en particular (la forma en que cada PAS ha aprendido a desenvolverse dependerá de sus vivencias particulares), y según sea necesario nos puede enseñar a gestionar emociones, cambiar creencias erradas sobre uno mismo, sanar la autoestima.

La mejor estrategia es encontrar la manera de sobrellevar las emociones sufridas de forma tan intensa por las PAS, de manera que no se conviertan en un freno, buscando el equilibrio entre las responsabilidades y la necesidad de sosiego e introversión. Será clave poder reconocer cuando es el momento de tensión que puede llevar a una sobreestimulación para poder retraerse en sí mismos, en soledad, o en otra actividad que les brinde placidez. Según los expertos, el ejercicio físico es fundamental para mejorar el nivel de salud general; también son útiles actividades como la meditación, yoga y la práctica de mindfulness (conciencia plena). Vivir el día a día, con la mente centrada en el presente ayudará a controlar reacciones negativas como la angustia o el pánico.

Conclusión

La alta sensibilidad, bien canalizada, abre un sinfín de posibilidades de desarrollo personal. Hay que enfocarse en las fortalezas para potenciarlas, tales como aprovechar la gran empatía sin llegar a ser absorbido por el dolor ajeno; aceptar con objetividad la vida y a las personas, con todas sus contradicciones.

Comprender que, en el momento en que nos aceptamos a nosotros mismos con nuestras carencias y virtudes, sabremos también aceptar a los demás y forjar relaciones más positivas, plenas y enriquecedoras. Todo comienza en uno mismo y el deseo de mejorar.

Referencias:


Imagen de Daniel Reche

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